Una lesión en la rodilla izquierda impidió a Carolina Marín (Huelva, 1993) participar en los Juegos Olímpicos de Tokio celebrados el pasado verano. La onubense, que se rompió el ligamento cruzado y los dos meniscos, tuvo que ser operada y no pudo ser testigo ni de los éxitos españoles ni de la ingente labor que Toyota, marca de la que es embajadora, desempeñó en Japón. Porque una de las cosas más difíciles de llevar a cabo en unas Olimpiadas son las infraestructuras y la movilidad, en el caso de Tokio agravado por el estricto protocolo Covid que abordaron las autoridades niponas. Sin embargo, y haciéndose fuerte ante las dificultades siguiendo la senda de esos deportistas a los que tanto apoya, Toyota dio ejemplo trasladando (y cuidando) a participantes, periodistas y colaboradores.