En un momento en el que la moda vive una auténtica fiebre nostálgica, con el auge de las tiendas vintage, la recuperación de modelos de archivo y el dominio absoluto del estilo Y2K, era solo cuestión de tiempo que los pantalones pitillo o skinny jeans volvieran a reclamar su trono. Este básico, que en los años 2000 fue omnipresente gracias a iconos como Kate Moss, Britney Spears o Paris Hilton, se cuela de nuevo en nuestro radar. Pero más allá de las estrellas del pop o las supermodelos británicas, hay un grupo que nunca los ha abandonado: las francesas.
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Sí, suena a cliché, pero es inevitable imaginarse a una parisina con vaqueros pitillo, camiseta marinera de escote barco, bailarinas y boina. Aunque esa imagen no defina por completo el estilo de las mujeres francesas, lo cierto es que en su armario los pitillos nunca han sido desterrados. Han formado parte de su identidad estilística con esa naturalidad tan característica con la que logran hacer suyo cualquier básico.
La vuelta del skinny: ¿cómo y por qué ahora?
Ya en invierno vimos cómo los pantalones pitillo hacían su reaparición en combinación con botas altas de inspiración ecuestre. Y este verano, lejos de desvanecerse, la tendencia se consolida y gana aún más adeptas. ¿La clave? Su versatilidad. No solo estilizan y alargan la pierna, sino que también permiten crear infinidad de looks, desde los más relajados hasta los más sofisticados.
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Hay quienes se entregarán al revival más absoluto, recuperando modelos ultra skinny que rozan lo que en su día fueron casi leggings, mientras que otras preferirán reinterpretar la tendencia con versiones más relajadas: pantalones ajustados pero no ceñidos al extremo, rectos pero con silueta marcada. Incluso muchas, entre las que me incluyo, hemos rebuscado en el armario para rescatar aquellos jeans que llevábamos en nuestros veintitantos y poner a prueba si siguen sentando igual de bien.
Así se llevan este verano
Si en invierno los llevábamos con botas, este verano los pitillos se transforman y se adaptan al calor con múltiples combinaciones. Para quienes siguen a rajatabla el manual Y2K, basta con revisar los looks de las it girls de los 2000 (y sus herederas) para encontrar inspiración. Kate Moss, eterna embajadora de este modelo, sigue mezclando sus skinny jeans con botines, camisetas rockeras y cazadoras de cuero, en ese estilo entre grunge y boho tan suyo. Su hija, Lila Moss, le da una vuelta más actual y Gen Z, y demuestra que este tipo de pantalón sigue teniendo mucho que decir en el street style.
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Bella Hadid, otra musa de la moda contemporánea, ha recuperado los pitillos este verano y los combina con botas cowboy y crop tops, creando outfits festivaleros llenos de actitud.
Tip InStyle: ¿Quieres el look definitivo para tu próximo festival? Prueba con unos pitillos de tiro bajo, botas cowboy y un crop top. El efecto está garantizado.
El toque francés
Pero si hay una forma realmente chic de llevar este pantalón, es a la manera francesa. Ya lo vimos en las pasarelas de París otoño-invierno 2024, donde firmas como Miu Miu, absoluta protagonista de las tendencias del momento, los recuperaron en clave elegante y femenina. Las insiders parisinas no tardaron en adoptarlos, y el street style se llenó de looks que son pura inspiración.
@annelauremais
¿Su fórmula secreta? Combinar los pitillos con tacones kitten o bailarinas. Las primeras para elevar tus estilismos nocturnos (con blusas vaporosas, tops que dejan ver el abdomen o incluso corsés), y las segundas para los días de oficina o las jornadas de verano más ajetreadas. Una camiseta básica, un kimono o caftán ligero, y unos pitillos en tejido fresco se convierten en un uniforme imbatible cuando el termómetro sube.
El básico que no falla
Los pantalones pitillo han vuelto, y todo apunta a que no será una tendencia pasajera. Este verano es el momento perfecto para reincorporarlos a tu armario y redescubrir todo su potencial: estilizan, alargan, afinan y, sobre todo, combinan con absolutamente todo. No te limites al tejido denim: atrévete con versiones de lino, algodón elástico o incluso en colores pastel.
Ya sea para una cita nocturna, una jornada de oficina o una escapada improvisada, los pitillos se adaptan a ti y no al revés. Y si las francesas los siguen llevando con esa elegancia effortless que tanto admiramos, ¿quiénes somos nosotras para resistirnos?