Podría parecer que tras la reivindicativa alfombra de los Globos de Oro en la era #metoo la ‘red carpet’ dejaría de convertirse en el epicentro de los ataques a las actrices que por ella pasan, pero la última edición de los Premios Goya 2023 ha demostrado que las cosas no han cambiado tanto.

“No puedo con la forma en la que se nos interroga por nuestra ropa. ¡Por Dios, solo es un vestido! La gente se olvida de que las actrices están ahí por sus maravillosas interpretaciones. Es una excusa para vestirte y divertirte, pero no olvidamos que es trabajo”, dijo Cate Blanchett cuando pidió a los medios que en sus preguntas a las intérpretes en la alfombra roja fueran más allá de cuestiones estéticas.

El problema es que aunque es cierto que ahora se ahonda más en cuestiones laborales, no podemos dejar de lado que en la actualidad los eventos y celebraciones se viven de forma simultánea a través de dos pantallas: la televisiva y la de las redes, y bien sabemos que esta última, pese a amar los filtros, tiene pocos a la hora de hablar del aspecto de las celebridades.

Vivimos en una sociedad en la que abundan las dudas y las inseguridades y en la que el valor de la mujer se sigue focalizando en su aspecto físico. ¿El mensaje que mandamos a las nuevas generaciones y a la sociedad en general? Que no pasa nada por juzgar el cuerpo de las demás, y que es necesario justificar en cualquier momento un cambio de peso (como le ocurrió a Selena Gómez) o de aspecto en una macabra creencia de que las famosas nos deben respuestas, causas, verdades y justificaciones.

Si tan solo se comenta la estética de las actrices, el mensaje que se manda es el de que para triunfar, hay que encajar con unos cánones normativos que en demasiadas ocasiones, para alcanzar, exigen una serie de restricciones, intervenciones e imposiciones que en un giro paradójico, terminan por serles igualmente echados en cara…

Como señala Caitlin Moran, autora y periodista británica, las mujeres nos pasamos (casi) toda la vida odiándonos y preocupándonos por el aspecto de nuestro cabello, de nuestro maquillaje y de nuestros looks. “Las jóvenes esperan que alguien les diga que son guapas, y pueden estar toda la vida esperando. ¿Para qué esperar si puedes decírtelo a ti misma? Nos pasamos toda la vida deseando tener el cuerpo de otra persona… Y eso es terrible”, dijo en su visita estival al Festival de Literatura Expandida de Magaluf para presentar su libro ‘Más que una Mujer’.

Por eso lucha por poner en marcha una revolución cultural en la que dinamitar esa caja de cristal estética en la que hemos sido obligadas a habitar. Naomi Wolf habla del “mito de la belleza”, esa trampa de un sistema que aterrado por la forma en la que al fin las mujeres nos estábamos liberando de ciertas imposiciones, hizo que la estética se convirtiera en nuestro nuevo yugo.

Sí, los medios de comunicación podemos promulgar la diversidad en nuestros textos y en nuestros editoriales de moda, pero, ¿qué ocurre cuando una alfombra roja se convierte, en lugar de en una celebración del glamour, en un paredón? ¿Quién limita los comentarios de esas personas que se escudan tras la pantalla del ordenador para atacar?

La polémica de los Premios Goya 2023: ¿qué ha pasado?

Berta Vázquez
Gtres

El caso más mediático de esta edición de los premios Goya ha sido el de Berta Vázquez, que ha tenido que aguantar una oleada de críticas por su silueta, una nueva prueba de que cualquier celebridad, ante un cambio físico, parece tener que justificarse. Ya ocurrió la semana anterior con el rostro de Madonna, y ahora la actriz se encuentra en el centro de un debate carente de sentido.

Nadie debería criticar a nadie ni hablar del físico de nadie, o sea, es que no debería ser el foco, ¿no?", ha dicho al respecto Andrea Duro, otra de las invitadas a la gala que por su parte, se ha tenido que encontrar con desafortunados titulares y comentarios acerca de su look ("Vuelve la choni de Física o Química", leía un titular).

Andrea Duro en los Goya
Gtres

“Todos los que nos dedicamos a la actuación y tenemos la gran suerte de poder asistir a la entrega de premios más importantes de nuestra industria, sabemos a lo que nos exponemos desfilando por la alfombra… De verdad, la inseguridad que vivo en ese momento, es de las peores cosas que puedo pasar (supongo que no seré la única )”, escribe en sus redes la intérprete.

De hecho, resulta notable que hablemos siempre de la necesidad de apostar por la diversidad en la alfombra roja, pero en el momento en el que alguien va más allá de los cánones estéticos tradicionales, se convierte en objeto de burla y de ataque. Al parecer, solo hay sitio para una mujer que se escape de la talla 38.

Este año era el de Laura Galán, protagonista de ‘Cerdita’, por lo que al parecer, la sociedad tenía unos cartuchos de odio que emplear que han sido volcados en machacar a Berta. No ha sido la única víctima de los ataques cruentos, porque al igual que la figura está, por supuesto, la moda. Andrea Duro ha querido denunciar la brutalidad de los comentarios que ha recibido por su look y ha explicado la inseguridad que le genera tener que posar ante las cámaras.

“Sé que al ratito de esto todo el mundo hablará sobre mi vestido, mi pelo, mi maquillaje, si estoy guapa o no, si gorda o flaca, si alta o baja, si bla, bla, bla… y SÉ que es normal, yo también pienso si algo me gusta o si por el contrario, no me atrae. Intento relativizar esos momentos, darles la vuelta y buscar toda la “diversión” que puede caracterizarlos, porque son únicos. Para eso, busco siempre lo que a mí me haga sentir bien. A veces lo consigo, a veces no. En este caso, este look ha sido bastante criticado. Quiero decir, que no me importa la crítica (de hecho, la valoro ) siempre y cuando sea constructiva… He leído algunas mierdas, que no lo eran y por eso este post. Y quiero dar un golpe encima de la mesa, porque estoy cansada de no decir lo que pienso en referencia a ciertos temas. Y con esto, simplemente quiero decir que yo me sentía extremadamente sexy y guapa con este look. Y que lo más importante siempre es eso, como te sientas TÚ. Y que voy a seguir vistiéndome como me apetezca, me guste y me haga sentir cómoda. Y que podréis seguir poniendo malos titulares”, dice contundente.

Andrea Duro, al leer una reflexión de su compañera de profesión, Ana Fernández, sobre la alfombra roja de los Goya, no ha dudado en aplaudir sus palabras. Fernández, al ver la forma en la que se están reivindicando tantos temas respecto a los Goya, ha querido añadir otro “tema debate” que se ha vivido este año.

“El tema ‘quién pasa por la alfombra azul’ , la prohibición que vivimos un número interesante de actores y actrices, es algo que me parece absolutamente lamentable y que las excusas que se han dado son más lamentables aún. Petición previa para entrar en el listado de alfombra roja, que si hay que ser académico (es decir, pagar la cuota, aunque algunos lo eran y tampoco se les dejó)... Todo esto a una semana de la fecha, por lo que los estilismos, los vestidos de los diseñadores que han confeccionado con tanto mimo, los billetes de Ave, la noche de hotel ya estaban listos. Así que había que tirar para adelante… Esta es la respuesta a todos los que habéis preguntado porque no existen nuestras fotografías en la alfombra”, dice la actriz.

“Los losers entrando por la parte de atrás, sin ser vistos, eso sí, directos a las salas del backstage de distintas marcas (que ellas no tienen la culpa, bastante hacen) como borreguitos, con una sensación de ridiculez, que pena que por el griterío que hay montado no se pueda ni oír la gala en las dos pantallas que hay puestas, ni el discurso de agradecimiento de los compañeros premiados, porque supuestamente… ¿Para qué narices estamos aquí ? Ni nos dejan hacer alfombra, porque no les sale de ahí, nos dan durante las cuatro horas previas bien de refrigerio para tenernos animados y haciendo vídeos y fotos con los pertinentes # y cuando empieza, como es lógico, el 90 % no hace ni caso a los premios…”, comenta rotundamente Ana Fernández, que este año, no ha pasado por el photocall.

Y así ha sido cómo estos Goya se han convertido en una plataforma de reivindicaciones y quejas que por cierto, han encontrado en las actrices a sus artífices, pues bien es sabido por todos que las mujeres siguen siendo la diana preferida de los ‘haters’.

Rodrigo Sorogoyen
Gtres

Jedet no ha querido dejar pasar la oportunidad de hablar de las uñas de Rodrigo Sorogoyen, el gran vencedor de la noche, que ha lucido una manicura con la bandera trans. La actriz ha aplaudido su elección, pero ha reconocido que le encantaría que los directores también apostaran por actrices trans en sus películas y series de forma habitual. y no únicamente cuando se cuentan historias de temática LGTBIQ+.

Los looks de belleza y moda vistos sobre la pasarela también buscaban dinamitar las bases. Desde la ausencia de maquillaje de Sara Sálamo hasta el blazer negro de Isabel Coixet adornado con un dibujo en su espalda con el que rendir homenaje a Mahsa Amini, la alfombra ha demostrado ser mucho más que mera estética.

Para finalizar, la polémica habitual año tras año se ha centrado una vez más en la presencia de influencers en la celebración. Susana Bicho, una de las invitadas, no pudo asistir a causa de un resfriado, pero no ha perdido la oportunidad de explicar en sus redes el porqué de la presencia de sus compañeras de profesión.

“Es la primera vez que me invitan y ni siquiera lo hacen los organizadores. Voy a explicarlo, pero creo que funcionan así. Necesitan financiación para poder realizar los Premios y acuden a patrocinadores. Estos patrocinadores, que son las marcas, financian los Goya y a cambio tienen la libertad para invitar o hacer que colaboren – no sé cómo funciona exactamente – a los influencers, que hacen publicidad de su marca a cambio de vivir la experiencia o un fee. Al final son los patrocinadores/marcas los que invitan. Esto es lo que yo pienso", ha dicho. Dulceida, habitual a la gala (y una de las pocas que sí pasa por la alfombra roja), siempre subraya que la presencia de los influencers en la gala lejos de restar, suma, pues visibiliza el cine español.

Susi Sánchez, abanderada LGTBIQ+, recogió a sus 67 años su segundo Goya como Mejor Actriz de Reparto. La intérprete siempre ha sido partícipe de hacer pública su orientación sexual incluso en los años en los que quienes no se escondían se encontraban con las puertas cerradas del cine. Por eso, su triunfo es a su vez una victoria de la diversidad, porque la gala de los Goya es una celebración del cine, pero también un reflejo de la realidad, y por eso es vital que haya más siluetas diversas, personas de diferentes edades, mayor igualdad y por cierto, personas racializadas.

“Supongo que no son más que el producto de 500 años de un racismo que da vergüenza, no confeso y oculto en la historia. Un racismo de un país que fue potencia esclavista y llevó millones de personas por la fuerza a América a extraer el oro que robaron a esos nativos que tampoco aparecen es sus películas, ni en sus galas, ni en sus series. Y estamos cansados de pedir, de suplicar que nos miren. Que estamos. Quizás si mientras escriben unas notas para un nuevo guion levantan la cabeza, vean a la camarera que les sirve un café en el bar, un compañero de clase de su hijo, un médico de esa Sanidad Pública que dicen defender. Y entiendo que no pueden vernos más que como migrantes en pateras, con una frase de texto, o ni eso. No pueden vernos como médicos, abogados, o policías. Dicen que no sería un reflejo real de la sociedad. Imaginan lo que conocen, imaginan en blanco, solo blanco. Por eso premian a blancos, porque hacen las películas blancos, porque solo hay blancos en su cultura. Con nosotras que no cuenten”, dicen desde Afroféminas.

Los Goya siguen siendo la gran noche del cine, pero cada vez más, también de la polémica.