Hacer ejercicio y cuidarse está cada vez de moda, algo de lo que nos alegramos enormemente. Pero esto también puede tener sus consecuencias negativas. Comenzamos a realizar ejercicios o disciplinas solo porque las hacen los demás y no tenemos en cuenta lo que nosotras necesitamos. Y es que cada cuerpo es un mundo.
Eso sí, hay una cosa común que sienta de maravilla y que puedes realizar independientemente de tus condiciones físicas: caminar. Esta práctica, aparentemente sencilla, no es solo una forma de moverse, puede ser una reconexión profunda con nuestra biología más antigua. Tal como plantea el concepto de "salud salvaje" que propone Marcos Vázquez en su obra Fines Revolucionarios, esto nos devuelve a una forma de vivir más alineada con nuestros genes.
“El concepto de salud salvaje se refiere a recuperar algunos de los estímulos naturales a los que nuestros genes están bien adaptados y que, por desgracia, son ya poco comunes en el mundo actual, y eliminar, a la vez, algunos estímulos modernos que perjudican a nuestra biología”, afirma el experto.
Caminar más para vivir mejor
El primer consejo que nos deja Marcos es caminar mucho. “Multitud de estudios demuestran que las personas que caminan más viven más, a igualdad de edad y otros factores de estilo de vida. Lo ideal sería llegar a 8.000-10.000 pasos al día, que equivale a una hora y media de paseo al día, más o menos, dependiendo de la velocidad de cada uno”, explica.
@alo
Esto se asocia con una reducción significativa del riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes, e incluso ciertos tipos de cáncer. Eso sí, esta cifra no la comenta para que nos obsesionemos con llegar todos los días a ella, sino que siempre puedes hacer menos, lo importante es la constancia.
“Pasar de 3.000 a 5.000 pasos al día ya va a suponer una mejora importante en muchos parámetros de salud. O si estás ya en 5.000 pasos al día, haz un pequeño esfuerzo por llegar a 7.000. Nuestro entorno está lleno de oportunidades para caminar más. Usa las escaleras convencionales en vez de las mecánicas, bájate en una parada de metro anterior y camina el último tramo, tómate el café de media mañana dando un paseo, propón realizar reuniones caminando con tus compañeros de oficina, etc.”, añade.
Naturaleza y movimiento: el combo perfecto
El siguiente consejo que nos deja Marcos es salir a la naturaleza, lo cual puede tener muchos beneficios más allá de lo físico. “Caminar más te dará beneficios en cualquier entorno, pero sus beneficios se potencian si lo haces en la naturaleza”, confirma. “Sabemos que el simple hecho de vivir cerca de espacios verdes se asocia con menos enfermedad, y hay varios factores que explican este beneficio”, continúa.
@elsapataky
Los espacios verdes tienen una menor contaminación, lo que hace que estemos mucho menos alerta y relajados, lejos de esas amenazas y ruidos que puede haber en la ciudad, traduciéndose en un mayor bienestar psicológico. Además, al pasear por un bosque o un parque, inhalamos fitoncidas: sustancias naturales emitidas por las plantas que refuerzan nuestro sistema inmunológico.
“Al pasar tanto tiempo en entornos urbanos sufrimos lo que algunos llaman desorden por déficit de naturaleza, y esta carencia solo se cura con vitamina N, N de naturaleza”, declara. “Se ha visto que dosis así de bajas ya tienen un efecto muy positivo en nuestra salud. Y lo ideal cuando puedas, el fin de semana o en vacaciones, es pasar del parque a la naturaleza real y hacer una inmersión más larga”, finaliza.
Descalzos sobre la tierra: caminar como ritual sensorial
Otra propuesta interesante que deja el experto es el hecho de caminar descalzos, especialmente en entornos naturales como la hierba, la arena o el bosque. “Se habla bastante del concepto de earthing o grounding, según el cual absorberíamos electrones de la tierra al caminar descalzo sobre ella, y esto podría tener un efecto antiinflamatorio en el cuerpo y regular la respuesta al estrés”, dice Marcos.
Caminar descalzo nos obliga a ralentizar, a prestar atención, a reconectar. Es una forma de meditación en movimiento que activa nuestros sentidos. A menudo pensamos que el ejercicio debe ser intenso para ser efectivo, pero caminar demuestra lo contrario. Lo mejor es que es accesible, gratuito y todo el mundo puede realizarlo, por lo que no hay excusas que valgan para no moverte con intención.
Además, mejora la circulación, reduce el estrés, regula la glucosa, potencia la creatividad y favorece el descanso nocturno. En nuestro día a día, con el estrés y la ansiedad que nos produce la rutina, simplemente tienes que dedicar 30 minutos de tu tiempo a caminar por un parque o aprovechar los fines de semana para hacerte una escapada a las afueras. Caminar no es simplemente “mejor que nada”: es, muchas veces, todo lo que necesitas para empezar un camino de transformación.