Las gafas han dejado de ser un mero instrumento práctico y necesario, para convertirse en un accesorio capaz de reflejar las últimas tendencias, claro, aunque también nuestra personalidad. Si bien es cierto que antes formaban parte del discurso narrativo de culturetas y miopes, hoy son un poderoso instrumento estético que usan, incluso, quienes tienen una vista de diez. Atrás quedaron aquellos dramas tras la visita al oftalmólogo, ahora nos probamos diseños cuanto menos extravagantes, en busca del modelo perfecto, ese que potencie nuestros rasgos.
“Son una declaración de estilo”, afirma Carolina Lober, Asesora de Imagen especializada en gafas. “Una herramienta poderosa que puede ayudarnos a proyectar una imagen concreta y, al mismo tiempo, potenciar o equilibrar nuestros rasgos. Por eso siempre digo que no basta con que unas gafas te queden bien, tienen que contar algo de ti”, me dice detrás de unas preciosas gafas decoradas con motivos florales y frontal geométrico.
Carolina explica que pueden hacer que una mirada triste se eleve, disimular una ojera, potenciar el color de tus ojos o incluso transmitir profesionalidad, creatividad o cercanía. La clave está en encontrar el equilibrio entre la imagen que queremos proyectar y lo que nos favorece desde un punto de vista estético. “Porque no es lo mismo elegir unas gafas si queremos parecer más accesibles que si queremos proyectar autoridad. Y eso no lo determina solo la forma, también influye el material y el color. ¿Queremos suavidad o fuerza? ¿Presencia o discreción? Cada detalle comunica”.
Tras del furor del bronzer, el contouring o del blush para crear ese efecto trampantojo que armonice el rostro, resulta que las gafas tienen ese poder, aportando, además, un toque personal y de estilo. “Si entendemos cómo funciona el visagismo, es decir, el estudio de los rasgos faciales, podemos utilizar las gafas para acercar cualquier tipo de rostro al rostro ovalado, que suele considerarse el más armónico. A mí me gusta simplificarlo en estos aspectos: si el rostro es más corto o más largo, y si es más anguloso o más afilado”, arguye la asesora de imagen.
¿Qué tipo de gafas favorecen más según el rostro?
Si queremos disimular una ojera, elevar una mirada, aportar volumen donde falta o afinar visualmente ciertas zonas, las gafas son nuestras aliadas, pero necesitamos aprender a utilizarlas a nuestro favor. Para ello, es fundamental conocer las particularidades de nuestro rostro y elegir la forma que mejor vaya con cada uno. Carolina Lober nos da las claves:
Rostros ovalados
Son los más equilibrados. Lo ideal es seguir esa armonía natural con formas suaves, proporcionadas. Aquí prácticamente todo funciona, así que es una buena oportunidad para experimentar y jugar con la imagen.
Rostros cortos (cuadrados o redondos)
En este caso lo que buscamos es alargar visualmente, y eso lo conseguimos con monturas ligeras, varillas finas y formas que estilicen.
Si es redondo, mejor evitar gafas redondeadas que refuercen esa forma. En su lugar, van bien formas más rectangulares u ojo de gato, que aporten estructura. Si es cuadrado, lo ideal es suavizar esos ángulos con formas más redondeadas u ovaladas.
Rostros largos (como el rectangular)
Aquí haríamos justo lo contrario que con los rostros cortos. Lo que buscamos es acortar y aportar horizontalidad. Esto lo conseguimos con varillas más anchas, monturas de mayor grosor y formas más redondas o tipo mariposa, aviador o incluso doble puente.
Rostros angulosos
En estos casos, la parte inferior del rostro suele tener más volumen o ser más pronunciada que la superior. Entonces, necesitamos compensar, aportando más presencia en la zona superior. Las formas ojo de gato, mariposa o incluso el uso de colores más llamativos en esa zona ayudan a equilibrar visualmente.
Rostros triangulares invertidos o tipo corazón
Cuando la parte superior es más ancha y el rostro se afina hacia la barbilla, lo ideal es no cargar más esa zona. Aquí funcionan bien las formas que recojan, como redondas, hexagonales o aviador. También los colores suaves o incluso las monturas al aire pueden venir muy bien.
“Aunque todo esto suena muy técnico, lo importante es que, además de la imagen que queremos proyectar y de nuestra armonía facial, también tengamos en cuenta aspectos clave como la graduación y la patología visual. Porque unas gafas no solo deben favorecer estéticamente, también deben ser funcionales y cómodas para cada caso concreto. Las gafas ideales no son solo las que te quedan bien, son las que te hacen sentir tú, pero en tu mejor versión”, concluye la experta.
Gafas para elevar tu personalidad