Lleva ante las cámaras desde que era una adolescente y la experiencia le da un poso de verdad a sus palabras (cuando habla de su profesión, pero también de su vida personal) propia de intérpretes muy curtidos.

Ana Fernández –madrileña, cosecha del 89– estrena el 17 de mayo La bandera, una película en la que solo cuatro actores (la acompañan Imanol Arias, Aitor Luna y Mikel Fernández) se mueven en un único escenario, lo que hace que esta cinta, basada en una obra de teatro de Guillem Clua, se centre sobre todo en gestos y diálogos.

“Mi personaje –interpreta a la cuidadora de Imanol; Aitor y Mikel son los hijos que llegan a visitar al padre– es muy de escuchar”, explica Ana. “Cuando actúas estás atento a todo para contestar, dar la réplica, que no se te olviden las frases... Pero, claro, que un personaje como el mío se pase horas escuchando y sin hablar es complicado porque, quieras o no, tu mente desconecta. Y eso no puede pasar, ya que debes reaccionar al diálogo de los otros. Había momentos en los que no podía más: daban las 12 de la noche, mis compañeros seguían hablando y para mí era como si hubieran puesto la tele. No me había pasado en ningún trabajo eso de estar en escena sin decir palabra. Ha sido muy especial.” 

Ana Fernández
InStyle RBA | Danniel Rojas

 Vestido en lamé dorado; (lolacasademunt.com). Sandalias de ante con tiras; (aquazzura.com). Pendientes dobles con perla y dorado; (osbvintage.es). Medias; (calzedonia.com).

La bandera se desarrolla durante una velada familiar en la que se involucran solo cuatro personajes. ¿Te resultó un poco claustrofóbico? Rodamos en Tenerife y allí nos fuimos todos. Al final estás lejos de casa, duermes en el mismo hotel y nace una convivencia que viene muy bien a la hora de generar simbiosis. Creamos muy buen rollo que nos facilitó el aguantar tantas horas de rodaje. Éramos cuatro colegas que, al acabar, llamábamos a nuestras parejas, preguntábamos cómo estaban nuestros perritos o los hijos, nos íbamos a comer una arepa y a dormir. Y los fines de semana volvíamos a Madrid, a ver a la familia. Yo, gracias a Dios, siempre me he llevado muy bien con los hombres –mejor que con las mujeres– y la verdad es que he estado encantada, porque me han tratado como a una superprincesa, me han cuidado mucho. El hombre es bastante menos conflictivo para cualquier cosa, así que ha sido una delicia. 

La Wikipedia te define como actriz y cantante. ¿Algo que alegar? Creo que la mayoría de los actores sabemos cantar. Hacemos cursos, hacemos teatro y trabajamos mucho la voz, sabemos cómo proyectarla. Y hemos aprendido cómo trabajar la respiración desde el diafragma. Nunca he escuchado a un actor de cuya voz diga, “qué horror” (a no ser que suene como un grillo). La mayoría podemos defender una canción en una obra de teatro o en una película. Y en mi caso, al final, llevo muchos años con un cantante (Adrián Roma, vocalista del grupo Marlon) y tengo la música todo el día en mi cabeza. 

Ana Fernández
InStyle RBA | Danniel Rojas

Vestido corsetero; (versace.com).  Pendientes Princess Flower, en oro blanco con diamantes; (robertocoin.com).

 

También pintas. Todo ello en un país que digiere regular el que un artista sea multidisciplinar. Los actores en Estados Unidos hacen de todo: son humoristas, bailan, cantan, interpretan... Aquí nos centramos solo en una cosa, pero de repente sale una película musical, tienes que cantar y la defiendes. Esto, que en Estados Unidos sería lo normal, aquí se critica con un “parece que hace de todo y no hace nada”. Yo nunca me había visto como cantante; cuando canté con Adri la canción Marzo en febrero, no sabíamos que iba a funcionar tan bien ni que iba a enternecer tanto. El pasado mes de noviembre la tocaron en el WiZink y mi nombre estaba en el cartel de colaboraciones. La gente me preguntaba que cómo podía salir a cantar si soy actriz. Lo entiendo, porque me parece una osadía precisamente ahora, cuando todo el mundo se siente capaz de hacer cualquier cosa. A mí no se me ocurriría decir que soy cirujana, pero sí que he ido a clases de canto y sé copiar e interpretar. Me señalan que en directo interpreto la canción igual que en el disco y eso es muy de actriz, porque al final estás actuando. No sé que notas son ni en qué tono canto: escucho un tema y, esté donde esté, te lo voy a cantar igual.

Ana Fenández
InStyle RBA | Danniel Rojas

Vestido largo con aperturas y escote en V en amarillo con cinturón joya y plataformas maxi; (robertocavalli.com).

Te has lanzado al mundo del podcast con Sincericidio (Podimo), que conduces junto a tu amiga Celia Gallego. ¿Os habéis abierto en canal como su nombre indica? La gente va a saber lo que yo quiero que sepa. Puedo meterme en barrizales o tocar temas más escabrosos, pero siempre con un límite. El público nunca va a conocer al 100% a Ana. Eso tenía que estar claro desde el principio y lo hablamos con Podimo porque yo no soy una influencer que va ahí a vender su vida; tengo mi profesión y esto lo hago para pasármelo bien. No me levanto cada día y me pongo la pestaña postiza para contarle al mundo con quién estoy o dejo de estar. No es mi vida ni mi trabajo. Eso sí, la experiencia en el entretenimiento la tengo, porque llevo desde los 16 entreteniendo a la gente. Queríamos que fuera algo que puedas ver en media hora mientras te haces un huevo frito en la cocina. Y ahora vamos a ver si hay segunda temporada, porque los objetivos de Podimo son muy elevados y nosotras tenemos otros trabajos... Le daremos una vuelta creativa, pero seguro que va a ser divertido. 

Ana Fernández
InStyle RBA | Danniel Rojas

Vestido en seda con encaje y guantes semitransparentes de seda; (givenchy.com).  Pendientes concha con brillantes; (swarovski.com). Medias; (calzedonia.com).

¿Eres una persona que se mueve por instinto o te consideras más racional? Te diría que soy un híbrido. Bastante racional. No me gusta perder los papeles ni el control, sobre todo en sitios públicos o un estreno: no me emborracho como un animal, no acabo por los suelos y no me gustan las drogas (nunca me ha gustado). Sí, creo que tengo una serie de características que apuntan que soy bastante racional... aunque luego es cierto que soy muy intuitiva, una Escorpio absoluta. Y eso se nota en mi forma de captar a la gente, que a veces parece que incluso prejuzgo. Pero cuando tengo la intuición de que alguien no es de verdad, sé que al final asomará la patita y tendré razón. ¿Que luego soy de mecha larga? Superlarga. Me cuesta cortar una relación de amistad con alguien aunque, cuando pasa, es para siempre. Si algo se rompe en mí, no se pega. Esto a veces es malo, otras bueno, pero es mi manera de sobrevivir en el mundo y en un trabajo como el mío, telita marinera a la hora de comunicarte, de relacionarte, de venderte con todo el falserío y la competencia que hay. 

¿Te sacan de quicio muchas cosas? La incoherencia; ahí me salta un clic. Me encantan los debates con amigos y tengo amigos de opiniones muy distintas, pero yo escucho a todo el mundo y luego elaboro mi teoría. Valoro que alguien tenga sus ideas, las defienda y crea en ellas. No obstante,  las personas que dicen una cosa y hacen otra, o te venden un tipo de conciencia social y su día a día no tiene nada que ver con eso... No lo puedo soportar. Es hipócrita. Si te gusta una vida, ¡vívela, pero no vendas otra!

¿Te crea mucho conflicto el tener una profesión que depende tanto de gustar a otros? Mentalmente es agotador. Yo tengo poquitas amigas en este mundo, pero todas son gente normal y me he abierto mucho con ellas. Es un alivio poder hablar de cosas como el agotamiento mental que supone muchas veces el tener que estar en algo para que te salgan contratos de publicidad y te metan en el grupo de actrices ‘de moda’. Pero quienes están de moda es porque se las ve en Instagram promocionando marcas de lujo que solo compran señoras de cierto poder adquisitivo. Y, sin embargo, sus cuentas las ven adolescentes sin capacidad de compra. Y eso es así todos los días.

Ana Fernández
InStyle RBA | Danniel Rojas

Vestido en jacquard; (redondobrand.com). Bolso de estampado animal; (fendi.com).  Pendientes dorados con piedras multicolor; (osbvintage.es).

Muchas lo piensan pero pocas lo verbalizan. Ahora mismo, los sueldos de actriz son una mierda. Si solo trabajas de actor, aunque hagas una peli o una serie al año, cobras lo que un profesor en ese año. Dividiendo el sueldo, claro. Quitando la publicidad, yo cobraría lo mismo que mi madre, que es maestra desde hace 40 años. Todo el mundo cree que por decir la verdad igual no lo llaman, pero es la realidad. Obviamente, no es lo mismo que trabajar como bombero, cirujano o minero, pero esta profesión te machaca mucho emocionalmente. Lo mejor que puedes hacer es encontrar otra actividad además, pensar en cosas que te llenen, que te hagan sentir realizada, que puedas poner tu pasión y controlar, porque aquí no controlas nada. Con tantas personas decidiendo si vas a trabajar, si no, si vas a tener éxito... ¿Qué haces? Los actores buscamos cosas que nos hagan felices en momentos que no lo son. 

La mayoría de los intérpretes tiene una película que determina sus ganas de dedicarse a la interpretación. ¿Cuál es la tuya? Desde pequeñita he sido muy fan de las películas de Disney. Las he visto todas cincuenta mil veces. Cuando eres chiquitita esa princesa, ese Tarzán, ese mundo mágico es todo lo que quieres. Pero es verdad que mi cultura cinematográfica se la debo a mi padre, que toda la vida ha sido un gran cinéfilo y desde niña me empezó a poner películas de los hermanos Marx, Woody Allen... 
Recuerdo que veía La última noche de Boris Grushenko y me reía muchísimo en cuanto salía Allen con la muerte persiguiéndole. A lo mejor no era consciente de que se trataba de la muerte, pero un tipo con una manta y una azada detrás de Woody Allen era divertidísimo. Me fascinaba Una noche en la ópera, Sopa de Ganso, Con faldas a lo loco... Y Disney, por mucho que se critiquen sus guiones, a mí me han hecho feliz. Acabo de volver de África, donde he pasado diez días con mi pareja (ha sido el viaje de nuestras vidas) y no he podido evitar recordar El rey león, El libro de la selva, Tarzán... Hay cosas que te marcan de pequeño, algo que también pasa con la música. Mis padres alentaron y estimularon mis inquietudes artísticas. Comparándolo, me parece terrible la cultura cinematográfica y musical que ahora tiene la gente más joven. Agradezco mucho haber nacido en el 89.

En las entrevistas te preguntan continuamente cuándo te casas y cuándo serás madre. Harta no, ¿lo siguiente? Mucho. La gente es muy pesada. Cuando eres ‘influ’ o socialité, hay ahí una parte que va unida a tu vida pública y a las relaciones que mantienes, pero hace tiempo me di cuenta de que cuánto menos enseñas de tu vida siendo actriz o personaje público, más libre te sientes. Libre para enfadarte cuando quieras y arreglarte cuando quieras. Si subes fotos todo el rato a redes con tu pareja y un día no lo haces, ya parece que te has enfadado. Adri y yo no tenemos que demostrar nada a nadie porque llevamos casi 9 años juntos. Me encantaría ver lo que duran otras relaciones... Media hora. Eso sí, en esa media hora suben de todo: besos, abrazos , vídeos, canciones... lo más grande. Y luego están juntos dos telediarios. El amor no es el subidón de los primeros meses, sino algo más grande, más complejo; lo mueve todo. Nosotros, obviamente, tenemos nuestros momentos, en los que estamos más conectados, menos, con trabajos... Pero es algo nuestro: nos hacemos mil fotos y mil vídeos que nos quedamos para nosotros, para verlos en nuestra casa. Porque creo que hay dos cosas que marcan el antes y después de una relación: comprar una casa y reproducirte. Nuestros seis perros están siendo un gran entrenamiento para cuando seamos papás, que lo seremos, pero tenemos unas carreras y nos gusta mucho viajar. Cuando seamos padres habrá cosas que no vamos a poder hacer. Hasta que nos jubilemos...

Maquillaje y peluquería Ricardo Calero para Salon 44, Chanel y Oribe.

Realización Francesca Rinciari

Asistente de realización Piluca Valverde.

Asistente de fotografía Javi Blanco.

Asistente de maquillaje y peluquería Miriam Hernández.

Agradecimientos Hotel The Westin Palace (Plaza de las Cortes 7, Madrid; marriott.com).