Corte pelo Susan Sarandon
Gtres

Hoy en día hay dos tipos de personas: las que aplican la mascarilla capilar y antes de cinco minutos ya se la han quitado (porque no tienen tiempo o ganas de esperar), y las que se la dejan una hora o incluso toda la noche. Pero, ¿y si te dijera que ninguna lo está haciendo del todo bien? Porque vale que hemos escuchado mil veces lo de “déjala actuar”, pero hay un límite. Y no es el que piensas.

truco pelo
Launchmetrics Spotlight / Zimmerman

Según Jose Fernández, estilista del equipo Llongueras, a partir de 25 minutos, la mascarilla ya no hace efecto. Así de claro. “El cabello no absorbe más producto pasado ese tiempo, y lo único que estás haciendo es saturarlo, dejando residuos que luego pueden apelmazar o incluso dificultar el peinado”, añade. Es decir, que lo de dormir con la mascarilla puesta hay que dejar de hacerlo.

Cuánto hay que dejar actuar la mascarilla funcione

Lo ideal, tal y como nos explica el experto, es seguir las instrucciones del producto pero con cabeza. “Lo más importante no es tanto el tiempo como la calidad del producto, la cantidad aplicada y cómo se prepara el cabello para recibirlo”, apunta. Lo recomendable, según el estilista, es mantenerla entre 15 y 25 minutos máximo, siempre sobre cabello húmedo y bien escurrido (ni chorreando ni seco) para una absorción eficaz y homogénea.

Y si te preguntas si una mascarilla puede actuar en solo cinco minutos, la respuesta es sí… pero con matices. Las fórmulas exprés están diseñadas para actuar rápido, pero no siempre logran el mismo nivel de reparación profunda que una mascarilla más densa aplicada con mimo. “Si solo tienes cinco minutos, mejor eso que nada”, nos cuenta. “Pero si buscas resultados visibles y duraderos, tómate al menos un cuarto de hora. Y si puedes ponerte una toalla caliente o gorro térmico, mejor aún”.

Los errores más comunes al usar mascarilla (y cómo evitarlos)

No la apliques sobre el pelo empapado

Este es uno de los errores más comunes, y aunque parezca un detalle sin importancia, lo cambia todo. “Si el cabello está empapado, el agua actúa como barrera y evita que los activos penetren correctamente”, nos explica Jose. ¿La solución? Escurre bien el cabello antes de aplicarla, incluso puedes retirar el exceso con una toalla fina. Así, el producto se agarra al cabello y puede hacer su trabajo bien.

Ponerla en la raíz (cuando no es específica para eso) 

Salvo que se trate de una mascarilla formulada específicamente para cuero cabelludo (que las hay), lo mejor es evitar la raíz. “Aplicarla en medios y puntas es suficiente. Si la usas en la raíz, el cabello se engrasa y apelmaza innecesariamente”. 

Usar demasiada cantidad por si acaso 

Más producto no significa más reparación. De hecho, suele ser contraproducente. “Saturar el pelo solo consigue que tardes más en aclarar y que dejes residuos”, advierte el estilista de Llongueras. ¿La clave? La cantidad justa: una nuez si tienes media melena; un poco más si tienes mucho volumen, pero siempre bien distribuida con un peine o con las manos.

Dejarla una hora (o más)

Aquí viene la sorpresa. Porque muchas creen que si la dejan más tiempo el pelo se cura. Pero ya lo hemos dicho: no funciona así. “A partir de los 25 minutos, el producto deja de actuar”, recuerda Fernández. “Lo demás es puro placebo”. Así que sí, mejor una mascarilla bien aplicada durante 20 minutos que dejarla una hora y salir con el pelo pastoso.

No masajear ni peinar el producto 

Otro fallo común: aplicar la mascarilla como quien se pone crema en las manos, sin más. Pero para que los activos penetren de verdad, hay que masajear, extender bien y, si puedes, pasar un peine de púas anchas. “Esto asegura que el producto llegue a cada fibra y no se quede solo en la superficie”, aclara el experto. Si vas con prisa, al menos distribúyela con las manos de medios a puntas.

Usarla todos los días 

No hace falta. Y, de hecho, también puede ser contraproducente. Las mascarillas están pensadas para usarse una o dos veces por semana, dependiendo del estado del cabello. “Si lo haces a diario, corres el riesgo de sobrehidratar el cabello, que puede volverse blando y sin cuerpo”, nos explica. Un uso inteligente, constante y moderado es lo que da resultados.

Entonces, ¿cuál es la rutina ideal?

Pues lo ideal es que adaptes la frecuencia y el tipo de mascarilla al estado de tu cabello: si está muy dañado (por decoloración, herramientas térmicas o sol), dos veces por semana. Si lo tienes sano pero lo quieres mantener bonito, una aplicación semanal es más que suficiente. Escoge una fórmula rica en ingredientes nutritivos (como keratina, proteínas vegetales, aceites o ácido hialurónico), aplica con el cabello húmedo, masajea, deja actuar entre 15 y 25 minutos y aclara con abundante agua templada.

Y si quieres el combo ganador: termina con un chorrito de agua fría para sellar la cutícula. No es obligatorio, pero me lo agradecerás.