Sheila Casas_Curly
Gtres

“Cada rizo es un mundo”, y el de Sheila Casas también. Quien ha intentado alguna vez domar un cabello rizado sabe que no existe una fórmula universal. Hay días en los que la hidratación parece no llegar, otros en los que la definición desaparece tras la primera ráfaga de aire y, por supuesto, jornadas de bad hair day en las que jurarías que tu melena ha conspirado contra ti.

En ese club está Sheila Casas. La intérprete, con más de medio millón de seguidores en Instagram, ha ido mostrando su “pequeña gran revolución” capilar durante los últimos años. En sus stories no presume de ser experta, pero sí comparte cada descubrimiento (y metida de pata) que le ha llevado a presumir de esos rizos redondeados, elásticos y con brillo que tantas veces nos dejan con el botón guardar preparado.

Sheila Casas_Pulsing
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Entre sus confesiones, una destaca por encima del resto: "Arrastraba el champú y el agua hacia las puntas como si se tratara de una coleta. Era un error de manual: me llevaba por delante la hidratación y rompía la forma natural del bucle"

¿Su remedio? Cambiar ese gesto por la técnica pulsing, una forma de “amortiguar” cada movimiento para que el cabello absorba el producto sin alterar la curvatura. Pero vayamos por partes.

El método curly en 3 pasos (y por qué sigue siendo la Biblia de las melenas rizadas)

Popularizado por la estilista británica Lorraine Massey y adaptado con maestría por pioneras españolas como Carmen Arias, el método curly no es un ritual interminable lleno de pócimas. De hecho, su poder está en lo contrario: tres pasos muy concretos que priorizan la salud y la forma del rizo por encima de todo.

Los tres pasos clave del método curly (según Sheila Casas)

  1. Limpieza respetuosa: adiós a sulfatos y siliconas.
  2. Súper hidratación: aquí entra en juego el pulsing.
  3. Styling consciente: definición, volumen y cero frizz.

Paso 1: Limpieza respetuosa: adiós a sulfatos y siliconas

La base del método curly comienza en la ducha. El primer paso es cambiar por completo la forma en que limpiamos nuestro cabello y cuero cabelludo. Aquí no valen los champús tradicionales: los sulfatos arrastran la grasa... pero también la hidratación natural del pelo. Y las siliconas, aunque al principio parecen dejarlo “más bonito”, en realidad forman una película que impide que los tratamientos penetren.

¿La alternativa?
Un champú suave, sin sulfatos ni siliconas, que limpie sin resecar. Masajea el cuero cabelludo con la yema de los dedos para activar la circulación y eliminar impurezas sin agredir la fibra capilar.

Sheila Casas_Curly Hair
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El truco de Sheila:
La actriz recomienda observar cómo responde tu melena. Si notas que necesita lavarse más a menudo, puedes usar cantidades mínimas de producto o incluso alternar con un cowash, un tipo de acondicionador limpiador perfecto para rizos finos o cueros cabelludos sensibles. Porque, como ella dice, “cada pelo es un mundo” y el éxito está en el arte de probar.

Paso 2: Súper hidratación: aquí entra en juego el pulsing

Una vez limpio, el rizo necesita hidratación profunda. Pero no vale con aplicar cualquier acondicionador y aclararlo rápido. En este punto, entran en escena dos aliados imprescindibles: los productos leave-in y la técnica pulsing.

¿Cómo hacerlo?
Si tu cabello está seco o dañado, elige un acondicionador de acción prolongada o un tratamiento sin aclarado. No tengas miedo a pasarte: el secreto no está tanto en la cantidad de producto, sino en cómo lo aplicas.

Acondicionador Todo En Uno
Moroccanoil

 

El método pulsing
Con el pelo empapado (literalmente chorreando), coloca los mechones en la palma de tu mano y presiona suavemente de puntas a raíces. El agua caerá a chorros, sí, pero el producto quedará dentro, sellando la hidratación desde el interior.

Resultados inmediatos: rizos definidos, sin encrespamiento y con ese efecto “rebote” tan característico del método curly. Sheila asegura que este paso lo cambió todo para ella, y se nota: sus rizos se ven suaves, brillantes y con cuerpo.

Paso 3: Styling consciente: definición, volumen y cero frizz

El último paso es el más creativo. Aquí se trata de moldear el rizo según tus gustos (y necesidades del día), pero siempre adaptado a su forma natural.

Las herramientas favoritas de Sheila:

  • Peine de púas anchas: ideal para desenredar, tanto antes como después del pulsing.
  • Cepillo definidor: para dar forma a cada mechón.
  • Cepillo de volumen: se usa solo en raíces para levantar sin despeinar.

Y, cómo no, el gel sin siliconas ni sulfatos. Aplícalo utilizando la técnica pulsing y deja que cree una capa crunchy mientras se seca. No te preocupes si queda duro al principio: una vez seco, rompe esa textura con las manos para liberar un rizo elástico y natural.

¿Cómo secar?
Olvídate de las toallas de felpa. Opta por una de microfibra, bambú o incluso una camiseta vieja de algodón. Y si vas a usar secador, hazlo como Sheila: primero aire caliente para fijar el styling, y luego un golpe de aire frío para sellar la cutícula y aportar brillo extra.

La mascarilla… tres veces por semana (sí, has leído bien)

Sheila reserva dos o tres días semanales para un “chute intensivo” de nutrición. Aplica la mascarilla y cubre la cabeza con su gorrito (o, en su versión casera, con film transparente). Un consejo extra de las expertas: enjuaga con agua tibia, nunca ardiente, y termina con un velo de agua fría para sellar de nuevo la fibra.

Mascarilla Bombastic
Cocunat

Menos (productos dañinos) es más (definición)

La tendencia “skinimalist” que arrasa en skincare también se ha instalado en el cuidado del cabello rizado. Aquí, repetir el mantra “hidratar, definir, proteger” basta para mantener la melena a raya.

Conclusión: tu melena rizada merece mimo, no guerra

El método curly puede sonar complejo si jamás lo has intentado, pero Sheila Casas es la prueba viviente de que tres pasos bien ejecutados y un pequeño cambio de rutina, sustituir el arrastre por el pulsing, bastan para marcar la diferencia. ¿El resultado? Rizos jugosos, definidos y con un brillo que desafía la humedad y el paso de las horas.

Recuerda que cada cabello es un mundo, tal y como insiste la actriz. Observa tu melena, anota lo que funciona y, sobre todo, dale tiempo. Al fin y al cabo, los rizos no son una ciencia exacta, sino un arte que se perfecciona paso a paso… o, mejor dicho, pulse a pulse.