Fulminemos primeramente a los que piensan que no existe presión sobre las mujeres para que sean madres o que es una exageración. En diciembre de 2014, Cristina Pedroche conoce a Dabiz Muñoz y comienzan una relación en toda regla.

Ella tenía 26 años y estaba a punto de dar el campanazo con sus primeras Campanadas. Él ya poseía dos restaurantes y tres estrellas Michelin. Aún se estaban, como quien dice, tanteando. Y, sin embargo, en diciembre de 2015 el primer periodista saltó la reja: “¿Y lo próximo, ¿ser mamá? ¿David no te mete prisa?”. Obviamente, la pregunta desató la avalancha.

Al repasar muchas de las entrevistas que Cristina Pedroche ha contestado de 2015 para acá viene inevitablemente a la cabeza la imagen de los almonteños que se arrojan literalmente sobre la sufrida Virgen del Rocío, para sacarla en procesión durante la romería que lleva su nombre. Van ciegos de fervor, casi tanto como las decenas de periodistas que le han preguntado una y otra vez, sin piedad ni vergüenza, si la presentadora pensaba por fin procrear, o no.

Cristina Pedroche con su vestido de las Campanadas 2022-23
Javier Bosca

El top escultura de Cristina Pedroche es toda una obra de arte.

De verdad: no hay que ser Sherlock Holmes para deducir que tanta insistencia no es normal. Ni siquiera desde la óptica del periodista agotado, vago o empeñado en una banal campaña para elevar el índice de natalidad. La socióloga israelí, Orna Donath, autora de ‘Madres arrepentidas’ (Reservoir Books), el libro que inició en 2016 el debate sobre la maternidad que mantenemos ahora, interpreta esta fijación como un intento de reducir a las mujeres “a la tiranía de su biología”.

Donath denuncia el destino prefijado que parece esperarnos a todas: “El potencial reproductor de la anatomía femenina no nos deja opción: la naturaleza nos conduce a ser madres”. Pero, además, señala una perversión añadida: “Se nos hace creer que todas deseamos ser madres y tomamos la decisión de procrear racionalmente y con absoluta libertad. Como si la sociedad no prometiera una vida más plena, realizada e integrada a aquellas que gestan”.

La cara oculta de esta ficción de libertad total la pueblan las madres arrepentidas, un colectivo incómodo e ignorado del que cada vez tenemos más datos. En 2018, la activista Laura Sagnier preguntó a 2400 mujeres y encontró que 1 de cada 10 se se arrepentía de haber sido madre, el 5% afirmaba sentirse poco feliz con su maternidad y el 7%, totalmente infeliz.

En 2020, el Club de Malasmadres encuestó a 94.000 mujeres y descubrió que el 12% de ellas se arrepentía de su maternidad. Nos alegramos muchísimo por Cristina y su embarazo, pero: basta ya de ver la maternidad como una vía para completar la existencia femenina. La maternidad es una decisión, no una imposición. Y así tenemos que comenzar a verla.

Cristina Pedroche posa con su vestido de las Campanadas 2022-23
Javier Bosca.

Cristina Pedroche ha reivindicado la paz en el mundo con su vestido de las Campanadas 2022-23.

Las respuestas de Cristina Pedroche a la pregunta por la maternidad pasan, a lo largo de los años, de la indiferencia primera al cansancio, del aburrimiento a la frustración y, finalmente, al enfado. De aquella primera respuesta: “Lo bonito es que lo tengo a él, él me tiene a mí y no necesitamos más”, Cristina pasó en 2018 a "No, no estoy embarazada. No vamos a tener una 'Pedrochita' ni un 'Davicito', lo siento", comentaba.

Después, subía a su perfil de IG una explicación que debió ser definitiva: “A raíz de los comentarios que he recibido, aunque yo no haya preguntado nada, os diré: no, no creo que está en una buenísima época para ser madre. No, no creo que al final ‘se me pase el arroz’. No, no creo que vaya a sentirme más completa por tener un bebé. No, aunque me casada hace casi dos años no tengo por qué ser madre todavía. No, no quiero ser madre por ahora y quizá tampoco en el futuro. De verdad, dejemos que cada mujer haga lo que quiera con su vida y no presionemos. La maternidad es una opción que cada mujer debe poder elegir libremente”.

Obviamente, que diera razones y explicaciones no sirvió de nada, porque en 2019 y 2020 volvimos a ver a una Cristina Pedroche frita por seguir contestando a la machacona pregunta por la maternidad. “Estaría bien que obviáramos los comentarios de embarazo, que siempre que digo que no puedo contar una cosa vais por ahí”, pidió a sus seguidores, de nuevo en IG.

"La finalidad de mi vida no es ser madre”, volvió a aclarar en mayo de 2021, en un evento publicitario de los tantos en los que le han arrojado la fatal pregunta desde la zona de las alcachofas. “La gente es muy pesada”, volvió a quejarse amargamente en marzo de 2022, ante un periodista del diario gratuito ‘20 minutos’ que insistió en conocer la actividad de su aparato reproductor. “Ser madre no me va a hacer ser mejor mujer, ni me va a completar”.

famosos-desnudos-nieve-cristina-pedroche
@cristipedroche

Si hubo quien creyó que el embarazo de Cristina Pedroche era una inocentada no fue tanto porque la noticia se filtró el día 28 de diciembre, sino por los millones de veces que la presentadora fue obligada a decir que no, que no y que no a la presión de todo y de todos para empujarla a la maternidad. Así, esta enferma necesidad de hacer de todas las mujeres madres terminó convirtiendo el embarazo de Cristina en una broma.

Erradicar la pregunta por la maternidad debería ser uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la agenda 2030 o protagonizar la próxima campaña del Ministerio de Igualdad. No pediremos a los Reyes ‘ley Pedroche’ que lo prohíba, pero sí que preguntarle a una mujer cuándo va a ser madre sea tan maleducado como pretender averiguar su peso o su sueldo. Aunque, no por casualidad, también haya barra libre para preguntar sobre eso a ciertas mujeres famosas.

Atención, sin embargo, a la sensibilidad de Cristina Pedroche. Dijo en marzo de 2022, también a ‘20 minutos’: “Hay mujeres que quizás están intentando quedarse embarazadas y, cuando se les pregunta esto, piensan: ‘Es que no puedo’. Es una pregunta tan íntima y privada que si la mujer no quiere hablar sobre esto, no hay que insistir. ¿Tan difícil es entender la maternidad como una experiencia íntima, que ya no responde a una obligación social? ¿Cuánto tardará Cristina Pedroche en escuchar la pregunta sobre si buscará pronto la parejita?