No nos cansaremos de insistir: hay que proteger la piel cada día durante todo el año. Sin embargo, con la llegada del buen tiempo, hacer hincapié en usar una buena crema con protección solar se vuelve un paso imprescindible para preservar la salud de nuestro rostro y su aspecto rejuvenecido.
Actualmente, siguen existiendo miles de dudas sobre qué fotoprotectores usar, por qué debemos hacerlo o sobre las características más importantes a la hora de elegir el mejor. Hoy ponemos fin a todas ellas.
Protegernos del sol: por qué debemos hacerlo
A día de hoy todavía hay gente que se lo pregunta. Y la respuesta es mucho más simple de lo que se cree: el 80% de los signos de la edad se deben a los factores externos del exposoma, entre ellos la radiación solar, que representa uno de los factores que mayor impacto tiene en la salud de la piel, responsable entre otras cosas del fotoenvejecimiento diario, que causa las arrugas. Luego que si baby bótox...
La protección diaria de la piel frente a la radiación solar es fundamental para mantener un aspecto más joven y saludable. El sol emite diferentes tipos de radiaciones, entre ellas las más importantes por sus efectos biológicos son la radiación UVB y UVA.
El FPS (SPF): qué es
El FPS (SPF en inglés) define el tiempo máximo que puedes estar expuesta al sol sin quemarte usando protector solar. Por otro lado, estas siglas responden a una fórmula que te indicará cuánto deberías reaplicarte tu crema solar.
Es decir, si tu piel puede estar 10 minutos al sol sin quemarse de forma natural y tu protector es +30, podrías estar 300 minutos sin quemarse de forma segura a lo largo del día. Todo esto teniendo en cuenta una correcta aplicación y reaplicación de los solares.
Tipos de radiaciones: rayos HEV, UVB, UVA e infrarrojos
Es hora de que lo sepas: cada radiación interactúa de forma diferente en la piel, y como bien sabemos, existen varios tipos: los rayos HEV, rayos UVA, rayos UVB e infrarrojos. Son igual de dañinos, pero no todos inciden en lo mismo:
- Radiación UVB. Son los causantes de las quemaduras solares, melanomas y otros tipos de cánceres cutáneos.
- Radiación UVA. Más conocidos como radiación ultravioleta. Son rayos invisibles que forman parte de la energía que viene del sol y atraviesan la dermis de forma directa. Son los causantes del envejecimiento prematuro de la piel y del bronceado. Dañan células del ADN, las fibras de colágeno y elastina y causen flacidez.
- Radiación HEVL. Se conoce como la luz azul (o luz visible de alta energía) y es el principal causante del fotoenvejecimiento. Además, también se le atribuye la producción de estrés oxidativo en la piel. Proviene del sol, pero también de fuentes artificiales como los dispositivos electrónicos.
- Radiación IR-A o infrarrojos. Producen en la piel la sensación térmica en forma de calor. Existen tres tipos de rayos infrarrojos: IR-A, IR-B e IR-C, los más peligrosos son los A porque pueden penetrar hasta las capas más profundas de la epidermis y aumentar los radicales libres que pueden dañar la piel.
IMPORTANTE: el sol no es un factor aislado. Además del efecto que produce la radiación solar, debemos conocer la interacción con otros factores. Una relación que se ha demostrado es la que existe entre la radiación solar y la contaminación. La combinación de ambos factores se conoce como fotopolución y acelera el proceso natural de envejecimiento de la piel.
¿Por qué necesitamos un protector para la cara y otro para el cuerpo?
Al igual que no usamos los mismos cosméticos para el rostro que para nuestro cuidado corporal, tampoco podemos protegerlo de la misma forma. Estas son algunas de las razones más importantes. ¡Importante! Debes saber qué tipo de piel tienes antes de elegir tu protector solar.
- La piel de tu cara es más fina y delicada que la del resto del cuerpo, por lo que se quema antes y necesitas un SPF más alto.
- La piel del rostro posee más poros y glándulas sebáceas, por lo que necesita un fotoprotector que esté a la altura.
- Sufre una mayor exposición solar que otras zonas del cuerpo, lo que significa que está constantemente expuesta al efecto de los radicales libres que producen el fotoenvejecimiento y la pérdida de elasticidad.
- El rostro posee células más pequeñas.