Tener una piel lisa, sana y sin imperfecciones es el sueño de cualquiera. Todas queremos un rostro jugoso y el primer paso para conseguirlo es averiguar cuál es tu tipo de piel para darle lo que realmente necesita. Y es que de poco sirve invertir en cosméticos si estos no son los adecuados. "Si no te cuidas la piel, siempre hay un primer paso para comenzar a hacerlo. Y si ya lo haces, puedes mejorar tu rutina o corregirla. Pero hay tanta oferta que muchas no saben por dónde empezar, en qué invertir y qué productos son adecuados a su tipo de piel. Y aunque tu tez dé claras señales, si dudas lo mejor es ponerse en manos de un experto" explica Elisabeth Álvarez, CEO de InOut. Conseguir el resultado deseado es sencillo, aunque hay que dedicarle tiempo y ser paciente. Es importante alimentarse bien, evitar las grasas y blancos refinados a un lado, dormir suficiente, hacer deporte y beber mucha agua. Y, como no, deberás usar los cosméticos que necesita tu piel. ¡Toma nota!

¿Existe la piel normal?

¡Claro que sí! "Es una piel equilibrada, con los poros pequeños que no suele irritarse ni enrojecerse. A veces puede tener algún granito, pero es algo puntual. Es suave, resistente, y acepta la mayoría de los activos presentes en los productos. Cuidarla es muy sencillo porque solo necesita tres pasos: limpieza, hidratación y protección. Por la mañana, limpia la piel para eliminar toda la suciedad y toxinas que salen al exterior tras el proceso de reparación de la piel, después extiende una crema hidratante y protege con SPF alto. Por la noche, vuelve a limpiar la piel de los residuos de todo el día e hidrata antes de dormir para ayudar a su regeneración", comenta Alicia Merino, dermatóloga estética de Dermik.

Identificar la piel mixta

Aunque es la piel más común, la piel mixta no es fácil de tratar porque está llena de contradicciones. "Es un cutis que combina características de la piel grasa y de la piel seca. Como indican los expertos de perfumerías Primor "se caracteriza por tener la frente, nariz y barbilla, la famosa zona T, con tendencia grasa. En estas zonas, los poros están abiertos con impurezas, granos o brillos. En contraposición, la zona de las mejillas suele ser una piel normal, incluso con tendencia seca. Estas pieles deben utilizar cremas hidratantes y sérums muy ligeros, con mayor porcentaje de agua que de aceite. También puedes combinar dos productos diferentes: uno más ligero para frente, nariz y barbilla y otro más denso para el resto del rostro. El multimasking, que consiste en aplicar distintas mascarillas en según qué zonas de la cara, funciona muy bien. Realizar la limpieza por la mañana y por la noche es suficiente. Si repites el proceso más veces podrías estimular la producción sebácea y conseguir justo el efecto contrario, más grasa. Una exfoliación facial semanal ayuda a eliminar células muertas e impurezas. Y recuerda utilizar siempre protección solar en gel y sin aceites, que no dejan brillos tras su aplicación".

Cómo tratar la piel grasa

La piel grasa produce un exceso de lípidos. Aparece por cambios hormonales o agresiones externas como el estrés, la contaminación, una dieta pobre en nutrientes, hábitos poco saludables e incluso rutinas de belleza inapropiadas. Es una piel brillante, con los poros dilatados y con tendencia a la aparición de granos y acné. De hecho entre el 40% y 55% de los adultos que tienen la piel grasa sufren acné tardío. Para tratarlo es esencial una estricta rutina. "De noche es necesario realizar una limpieza exhaustiva para eliminar cualquier resto de sudor, maquillaje, fotoprotector o polución que pueda obstruir el poro. Así aseguramos la oxigenación de la piel y prevenimos la proliferación de bacterias. La hidratación intensiva con fórmulas adecuadas y no comedogénicas es básica, así como la protección solar con fórmulas que no obstruyan los poros. El maquillaje (también oil free) es mejor aplicarlo con las manos ya que las brochas y las esponjas acumulan gran cantidad de bacterias que pueden taponar el poro", afirma Estrella Pujol, propietaria de Oxigen.

Características de la piel seca

La piel seca es pobre en lípidos y con tendencia a la deshidratación. Por eso necesita cuidados que refuercen su función de barrera y ayuden a preservar la hidratación. Es una piel que causa sensación de tirantez, con tono apagado, tacto áspero, irritable, con rojeces e incluso descamación. Hidratarla es la clave para que el paso de los años no la castigue. "Las leches y los aceites limpiadores son perfectos porque no dejan la piel tirante e hidratan en profundidad. Los aceites son los mejores amigos de las pieles secas, nunca deben faltar en tu rutina. Di sí a las cremas con ingredientes extra hidratantes pero cero untuosas. No es recomendable exfoliarlas en exceso porque son pieles muy finas. Si decides exfoliarla una vez cada 15 días hazlo con fórmulas que dejen una película hidratante. La protección solar es imprescindible”, asegura Laia Martín, maquilladora y training manager de las firmas Grums Aarhus y Mokosh.

Cómo cuidar las pieles sensibles

La piel sensible puede ser seca, grasa o mixta y se caracteriza porque reacciona de manera excesiva a factores (internos o externos) que son bien tolerados por las pieles normales. Tener la piel sensible e irritable es un problema común que afecta al 50% de la población. Algunas veces suele ser estacional, cuando cambian las temperaturas de manera brusca, pero hay personas que la tienen todo el año. La piel sensible reacciona con enrojecimiento, hinchazón o descamación que pueden ir acompañados de picor, ardor y hormigueo. Hay solución. "Durante la limpieza, lo mejor es utilizar agua tibia (ni muy fría, ni muy caliente). Evita también el uso muselinas, esponjas, cepillos u otros accesorios. Aplica el producto a toquecitos con las yemas de los dedos, sin presionar ni frotar. Evita el uso de exfoliantes y de ciertos ácidos como los AHAs que son fuertes para pieles reactivas. Del mismo modo, huye de fórmulas con retinol por su alto índice de reactividad. En su lugar elige el bakuchiol (retinol vegano) y fórmulas calmantes que traten las rojeces" señala Ana Gallego, de Dra. Schrammek.