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Los trastornos mentales de las famosas

Hay famosas que hacen locuras con sus looks, como la mismísima Melania Trump en su viaje oficial a África. Pero cuando hablamos de salud mental, la realidad no es ninguna moda. Y las celebs, como cualquiera de nosotras, pasan y sufren todo tipo de enfermedades mentales. En el Día Mundial dedicado a estos trastornos, hemos descubierto a aquellas famosas que han hablado de sus problemas psicológicos y psiquiátricos, ofreciendo un ejemplo de superación y dando esperanza a los que, como ellas, han pasado o conviven con este problema de salud. Dentro y fuera de la alfombra roja. 

 

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Lady Gaga, trastorno alimenticio

El día en que vimos a Lady Gaga vistiendo un outfit de filetes de ternera para una gala de la MTV, ninguno pensamos en el trasfondo personal de semejante look. Y es que la cantante y actriz de Ha nacido una estrella ha sufrido de bulimia: "Solía vomitar porque me sentía gorda", ha asegurado.

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Demi Lovato, trastorno bipolar y drogadicción

La cantante parece estar recuperándose favorablemente de su sobredosis de drogas, según ha declarado su hermana. Un accidente en el que su condición de bipolar ha podido ser determinante. Ella misma habló de que sufría esta enfermedad mental en 2011, para servir de ejemplo y ayuda. "Me siento orgullosa de ello", ha llegado a declarar, si bien también se ha manifestado en contra de que sea siempre calificada, hasta el estigma, por su condición psiquiátrica.

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Winona Ryder, cleptomanía

Free Winona fue uno de los gritos irónicos-reivindicativos que surgieron después de que en 2002 la actriz, en la cumbre de su carrera, fuera descubierta robando en una tienda y arrestada. El hecho reveló la angustia vital por la que pasaba la joven estrella y derrumbó ese halo de glamour y éxito con el que solemos envolver (para regalo) a nuestros ídolos.

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Daryl Hannah, síndrome de Asperger

Muchas sabremos lo que es el síndrome de Asperger gracias al éxito en España de la serie The Good Doctor (Tele5). Pero ya estaba en nuestra vida y nuestros recuerdos de los 80 sin saberlo, gracias a la actriz que interpretó a la replicante de Blade Runner o a la sirena de 1, 2, 3... Splash!.

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Cameron Diaz, trastorno obsesivo complusivo

La protagonistas de Algo pasa con Mary lleva años retirada-no retirada del cine, y en parte puede deberse a la necesidad de mantener a raya su trastorno obsesivo compulsivo, que tiene en la higiene y la limpieza su principal foco.

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Angelina Jolie, depresión

La fama puede ser un lastre demasiado pesado para las personalidades más sensibles. Es el caso de la actriz, directora, activista y muchas cosas más. Según ha confesado Angelina, su explosión como estrella mundial le costó una depresión. "Sentía que estaba entrando en un lugar muy oscuro y era incapaz de levantarme por las mañanas", ha asegurado.

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Catherine Zeta Jones, bipolar

La persona bipolar oscila entre episodios que van desde un estado de depresión hasta el maniaco hiperactivo. Catherine hubo de ser internada debido a este trastorno en 2010, y no ha sido la única ocasión en la que lo ha hecho, normalmente de manera preventiva.

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Gwyneth Paltrow, depresión postparto

Gwyneth ha hablado en varias ocasiones de un tabú por el que han pasado muchas mujeres: la depresión que algunas madres sufren tras dar a luz a sus hijos. En su caso ocurrió cuando nació su hijo Moses, fruto de su matrimonio con el líder de Coldpay, Chris Martin. "Me vi sumida en un lugar muy oscuro", ha contado la actriz, recién casada con Brad Falchuk. 

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Megan Fox, esquizofrenia

La protagonista del primer Transformer cayó (bastante) en desgracia tras hacerle la vida imposible al director del filme, Michael Bay, y su equipo. Según ella misma ha confesado, desde pequeña sufre "brotes de esquizofrenia", alucinaciones auditivas y visuales, aunque nunca ha querido ir a consulta para determinar un diagnóstico. Unos síntomas que concuerdan mucho con la esquizofrenia.

Aunque la actriz es conocida por sus polémicas declaraciones en cuanto a sexo, relaciones y drogas, lo cierto es que su caso pone el dedo en la llaga, porque la ausencia de diagnóstico es, posiblemente, uno de los principales problemas para dar solución a las enfermedades mentales. Una de cada cuatro personas en el mundo sufrirá una enfermedad mental a lo largo de su vida, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).