Ahora que las semanas de la moda -¡Adiós París y Milán!-han llegado a su fin podemos analizar lo acontecido a lo largo de los últimos días. Para comenzar, no podemos dejar de hablar del regreso de Demna a las pasarelas tras el escándalo.

El desfile de Balenciaga se ha esforzado por regresar a los orígenes de la marca sin escenografías impactantes y sin diseños destinados a alcanzar la viralidad. El director creativo de la marca aclaró que comenzó a trabajar en la colección hace seis meses, por lo que antes del escándalo, ya tenía en mente unas propuestas ajenas a la excentricidad.

De no haber ocurrido lo ocurrido, es posible que la gente se hubiera volcado en la nueva trayectoria del diseñador y hubiera alabado la pureza de sus creaciones, pero ha ocurrido lo contrario: la inmensa mayoría ha asegurado que el aburrimiento ha sido el verdadero vencedor.

¿Cómo han sido los desfiles?

Frente a un desfile en el que se busca pasar desapercibido, Miu Miu ha querido que la pasarela estuviera repleta de caras conocidas con las que captar la atención de la prensa. “No puedo dejar la moda como un lugar de tonterías. Incluso si hay algo de emoción y sensualidad, creo que tenemos que vestirnos para pensar”, explicó Miuccia Prada sobre sus diseños, ideados para pensar, sí, pero sobre todo, para vender.

Emma Corrin, enfundada en unas bragas de la marca italiana (sí: pasear en lencería por la calle sigue siendo la obsesión de la moda) ha sido una de las imágenes más compartidas de la Semana de la moda de París, aunque por supuesto los vídeos en los que las modelos interactúan con mascotas robotizadas en el show de Coperni han sido otro momento clave.

La marca, que la temporada pasada fue la más compartida en redes gracias al vídeo viral en el que un spray crea un vestido sobre el cuerpo (casi) desnudo de Bella Hadid, ha vuelto a apostar por el poder de la viralidad.

Prada
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Desfile de Prada

El lujo silencioso ha sido un tema recurrente en diversas marcas, que han apostado por el minimalismo en sus propuestas. Teniendo en cuenta que la última vez que este tipo de lujo brilló fue en 2008, tiene sentido que regrese precisamente en plena crisis, cuando presumir de opulencia con grandes logos no está bien visto.

Por eso Salvatore Ferragamo (que lleva un año con Marco Gobbetti y Maximilian Davis a la cabeza, logrando un aumento del 10 % de las ventas en 2022) ha hecho de la simplicidad su mejor arma. Matthieu Blazy ha hecho lo propio en Bottega Veneta, cuya colección está repleta de detalles que como él mismo reconoce, sólo conocen quienes llevan sus prendas.

Bottega Veneta
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Bottega Veneta

La mayoría de las firmas han apostado por diseños extremadamente llevables, huyendo del histrionismo y haciendo de las inmensas chaquetas, que hemos visto en Gabriela Hearst, Saint Laurent y Balmain, el común denominador de los desfiles.

Ni siquiera Loewe, que habitualmente sorprende con sus propuestas, ha querido gritar esta temporada. “Principalmente lo que me importa ahora es darle importancia a lo modesto, valorar los trabajos modestos, los trabajos sencillos y no sólo la belleza extrema o el glamour”, dijo Miuccia Prada, cuyas propuestas para la firma han destacado por la simplicidad y por ser el tándem perfecto entre la estética de la diseñadora y de Raf Simons.

El desfile de Dior
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El desfile de Dior

Dior tampoco ha querido apostar por la moda subrayador esta temporada, sino que ha presentado unos diseños en los que priman el blanco y el  negro. La firma francesa ha reinterpretado las tendencias de los años 50 al haberse zambullido la directora creativa en la historia de Dior y en el estilo francés a través de las figuras de Catherine Dior, Édith Piaf y Juliette Gréco.

El estreno de Harris Reed en Nina Ricci (la marca ha probado a seis nombres diferentes en su dirección creativa desde 2002) ha sido uno de los más aplaudidos por los expertos, que han valorado la osadía del diseñador y por supuesto, la firme apuesta por la diversidad en la pasarela, que ha sido la gran ausente de la temporada. 

"La gente piensa muchas veces que Nina Ricci era bastante poética y suave, pero no es así. Lo más sorprendente que descubrí de los archivos fue cuánto color, qué siluetas y qué nivel de drama había, porque esas esferas han estado muy indocumentadas", aseguró después del desfile el diseñador.

La moda se ha vuelto esta temporada, de repente y sin avisar, extremadamente cuerda y pretendidamente vendible. Habrá que esperar a la siguiente temporada para saber si las marcas van a seguir apostando sobre seguro o si van a hacer del espectáculo su bandera, pues el espectáculo ha de continuar, pero quienes eligen cómo no son las marcas, sino las ventas. Veremos si el lujo silencioso triunfa o si hay que volver a gritar.