En enero, a pesar de las bajas temperaturas, las verduras de temporada tienden a la hoja verde y las raíces. La chirivía es una raíz con un aspecto muy similar a la zanahoria pero más clara, blanca. Eso sí, es más rica en vitaminas y minerales y tiene un sabor muy particular: un ligero toque anisado pero algo picante y muy fresco.

Aunque cuando la encuentras en la tienda tiene un color ocre, amarillento, por fuera; en su interior es blanco. Contiene vitaminas B, C y E, así como fósforo, potasio y magnesio; por eso, cuando la consumes te estás asegurando un buen aporte nutricional.

Nosotros te vamos a dejar unos platos con la chirivía como protagonista.

La chirivía tiene muchos beneficios. Es una raíz muy sana. Entre sus beneficios encontramos su efecto diurético que, aunque es suave, puede ayudar contra la retención de líquidos, y favorece el buen funcionamiento de los riñones. Y es una gran ayuda en los casos de fiebre, reuma, artritis, gota o hipertensión.

Nos ayuda a mantener un sistema digestivo en buenas condiciones puesto que es muy fácil de digerir y digestiva. Perfecta para los trastornos gastrointestinales.

También es un alimento que está muy indicado para las mujeres en el periodo del embarazo y la lactancia. Tiene una gran cantidad de vitamina B9 –conocida como ácido fólico- y esto ayuda en el desarrollo del feto.

Y una larga lista de beneficios que deberías experimentar.