¿Creías que pieles como las de Jennifer López tienen ese brillo por gracia divina? No, amiga mía, es todo gracias a una herramienta muy útil llamada iluminador. Este producto de maquillaje, que tuvo su gran boom hace unos años y que no para de crecer y de reinventarse, tiene su propia guía de aplicación y te vamos a contar cómo hacerlo paso a paso para un look hollywoodiense muy profesional.

Aunque es una herramienta maravillosa que consigue que nuestra piel parezca hidratada y sana al instante, queremos que tengas una buena guía de uso para que no te pases de brillos y lamentes aparecer en mil fotos como una bombilla.

Iluminador y sus diferentes texturas

Lo encontramos en tres fórmulas diferentes y cada una sirve para una cosa. Toma nota:

  1. Iluminador en polvo. El más habitual y recurrente. Este formato es el que reúne la mayor cantidad de pigmento y será el más evidente en la piel. Además, se puede aplicar tanto con brocha natural como sintética.
  2. Iluminador en crema o básamo. El más natural. Como mejor se aplica es con el dedo, para conseguir un aspecto tan natural que no parecerá que llevas producto encima.
  3. Iluminador líquido. A medio camino entre ambos, pues es más evidente que la crema pero no tanto como el polvo. Además, no se asienta demasiado bien en la piel y si queremos que dure tendremos que fijarlo con polvo posteriormente.

Cómo y dónde aplicar iluminador

Las zonas en las que aplicar iluminador son muy importantes, ya que un exceso de producto o la zona incorrecta puede hacernos parecer una guirnalda de feria (y no queremos que eso pase). Por eso, aplicaremos iluminador de la siguiente forma:

En el alto del pómulo con una brocha, que extenderemos suavemente hacia los laterales de nuestras sienes. Un poco de iluminación en el arco de la ceja y en el tabique nasal, para hacer nuestra nariz más chata. También aplicaremos, opcionalmente, en el lagrimal para que nuestros ojos parezcan más grandes. Y, por último, en el arco de cupido con el dedo anular.