Eduardo Senante
InStyle RBA

Spoiler: El protector solar no se negocia. Y si hidrata lo suficiente, tu crema puede tomarse vacaciones. Durante años hemos vivido obsesionadas con rutinas de 10, 12 o hasta 15 pasos. Tonificamos, exfoliamos, aplicamos sérums, aceites, esencias coreanas y mascarillas de todo tipo.

Pero la tendencia ha cambiado. Hoy más que nunca, la piel pide respirar. Y los expertos coinciden: una rutina sencilla, bien planteada y adaptada a tu tipo de piel funciona mejor que una rutina saturada de productos.

Dermatólogos, farmacéuticos y especialistas en skincare están de acuerdo en lo esencial: solo necesitas tres productos verdaderamente imprescindibles. El resto, aunque útiles en ciertos casos, son pasos complementarios que pueden adaptarse o incluso eliminarse según las necesidades de tu piel.

Hailey Bieber skincare
@haileybieber

Limpieza, hidratación y protección solar: ese es el trío básico de cualquier rutina facial eficaz. Y aquí es donde entra en juego una nueva mirada sobre la crema hidratante. El farmacéutico

Eduardo Senante lo resume con claridad: “Protector solar todos los días del año. Si con el protector solar tenemos suficiente hidratación, el uso de la crema hidratante en nuestra rutina es totalmente adaptable según las necesidades de nuestra piel.” Dicho de otra manera: si tu SPF es lo suficientemente completo, puedes replantear el orden (o incluso la presencia) de otros productos.

¿Y si simplificar fuese el secreto para una mejor piel?

No todas las pieles son iguales, y por tanto, no existe una única rutina infalible. Pero sí hay algo que muchas veces olvidamos: saturar la piel con capas y capas de productos puede ser contraproducente. Desde poros obstruidos hasta reacciones inesperadas, la sobreestimulación no siempre se traduce en resultados. Al contrario, una piel que respira —limpia, protegida e hidratada— suele reaccionar mejor.

Simplificar no es renunciar: es elegir bien. La clave está en priorizar lo que realmente funciona y en saber cuándo (y cómo) añadir o quitar pasos según tu piel, la estación del año o incluso tu estilo de vida.

¿Qué productos deberían formar parte de tu rutina diaria?

La rutina ideal se divide en mañana y noche, y aunque comparten una misma base, hay ciertos matices. Aquí te dejamos los pasos clave y otros que, aunque opcionales, pueden ayudarte a personalizar tu ritual según las necesidades de tu piel.

Paso 1: Limpieza, mañana y noche (siempre)

Un buen limpiador es el punto de partida. Puede ser en gel, mousse, aceite o formato sólido, lo importante es que se adapte a tu tipo de piel. Por la mañana ayuda a eliminar impurezas y exceso de sebo producido durante el sueño, y por la noche elimina maquillaje, contaminación y suciedad acumulada durante el día. Las pieles grasas o acneicas, por ejemplo, agradecerán especialmente la limpieza matinal. Recuerda: una piel limpia es una piel preparada para recibir el resto de los productos.

 

Effaclar Gel Limpiador Purificante +M
La Roche-Posay

Paso 2: Tónicos y brumas (opcionales pero útiles)

¿Sí o no? Depende. Sirven para equilibrar el pH, cerrar poros y preparar la piel para los siguientes pasos. Pero cuidado con los tónicos con alto contenido en alcohol: si huelen como tu quitaesmalte… mejor déjalos pasar. Incluso las pieles grasas pueden deshidratarse si usamos productos demasiado astringentes.

Tónico Calendula
Kiehl’s

 

The Face Mist
Augustinus Bader

Paso 3: El sérum (tu comodín de tratamiento)

Aquí entra el juego de los activos: vitamina C por la mañana para iluminar y proteger, retinol por la noche para renovar (ojo, solo si no tienes exposición solar intensa). Los sérums potencian los efectos de la crema, pero no la sustituyen. Son un plus, no un must.

Serum 10
Skin Ceuticals

Paso 4: Contorno de ojos (el gran olvidado)

Sí, esa cremita específica también tiene su lugar. Iluminar la mirada, reducir bolsas, deshinchar… Por la mañana, busca fórmulas ligeras con cafeína. Por la noche, apuesta por ingredientes como retinol si buscas un tratamiento más intensivo.

C+C Vitamin
Natura Bissé

Paso 5: Crema hidratante (básico y adaptable)

Aquí entramos en terreno flexible. La hidratación es fundamental, pero no todas las pieles necesitan una crema hidratante potente dos veces al día. Hay fórmulas que combinan hidratación y protección solar, ideales para quienes buscan una rutina más ligera, especialmente en verano o si tienes la piel grasa. Si tu protector solar hidrata lo suficiente, puedes usar tu crema hidratante solo por la noche o más enfocada a tratamiento. Eso sí, las cremas antiedad suelen reservarse para la noche por la potencia de sus activos.

Total Moisture Daily Facial Cream
Medik8

Paso 6: Protección solar (no es negociable)

El broche de oro de tu rutina matinal. El paso más importante. Y, sorprendentemente, el que más personas se siguen saltando. Y sí, también en invierno o los días nublados. Recomendamos siempre un SPF50 y de amplio espectro, adecuado a tu tipo de piel. Porque no solo previene el envejecimiento prematuro o las manchas, también te protege de enfermedades cutáneas. ¿Te maquillas? No importa, el protector solar va debajo, siempre.

Si además encuentras una fórmula adaptada a tu tipo de piel (grasa, sensible, con tendencia acneica…), mucho mejor.

Fusion Water Magic Glow
ISDIN

¿Y el resto? Mascarillas, exfoliantes, herramientas...

Todo lo que va más allá de los tres pasos esenciales —como mascarillas, exfoliantes, aceites o dispositivos tipo LED o rodillos faciales— son eso: extras. Puedes usarlos una o dos veces por semana, si te apetece o si tu piel lo pide, pero no son imprescindibles. Una mascarilla hidratante o purificante una vez por semana puede marcar la diferencia, y un exfoliante suave (químico mejor que físico) puede ayudar a renovar la piel, pero no olvides que son opcionales y en base a las necesidades de tu piel.

En resumen: tres productos, una piel feliz

Limpiar, hidratar (con matices) y proteger. Esa es la base. Lo demás, es opcional. Así que si llevas tiempo posponiendo una rutina facial porque te parece demasiado compleja o cara, este es tu recordatorio: cuidar tu piel puede (y debe) ser sencillo. Y no hay mejor momento que el presente para empezar. Este verano, haz del protector solar tu mejor aliado.