Itsaso Arana ha tenido la oportunidad de colarse, desde un personaje digno de comedia romántica vasca (como ella lo define) en un intenso thriller policial y político. La actriz, junto a Javier Rey, nos lleva hasta la España de 1987 en 'La frontera', la nueva miniserie de Par Producciones para RTVE y Prime Video que se estrena completa este 13 de junio en la plataforma de streaming (sus cinco episodios) y próximamente en abierto en La 1.
Dirigida por María Pulido y Yolanda Centeno, la ficción se adentra en un tiempo donde el terrorismo ensombrecía España por completo, pero también afectaba las relaciones con Francia y que finalmente obligó a ambos países a colaborar en la lucha. Mario (Javier Rey) es un capitán de la Guardia Civil que descubre que un grupo disidente de ETA planea atentar en París y hará todo lo que está en su mano para evitarlo. En este complejo camino en el que se sentirá más solo que nunca a todos los niveles, conocerá a Izaskun (Itsaso Arana), una profesora de Donosti que acabará implicada en este objetivo y por la que sus sentimientos le harán plantearse muchos dilemas morales.
Prime Vídeo
InStyle.es ha podido entrevistar a Itsaso Arana para hablar de esta serie, de su personaje, de lo que supone contar esta pequeña historia de lo que vivió España durante el terrorismo de ETA y de sus proyectos, la industria...
¿Cómo te llegó la oportunidad de ser una de las protagonistas de 'La frontera'?
Pues la verdad es que me llegan un momento muy bueno, no puedes controlar cuando te vienen los proyectos y hay veces que tienes espacio creativo y otras veces que no. Fue el verano pasado, yo había trabajado ya con Javi Rey en una serie de Daniel Sánchez Arévalo de que se llama Las de la última fila. No habíamos compartido una verdadera trama, habíamos coincidido en el set en un capítulo muy gracioso que estaba también Rigoberta Bandini. Nos vimos situación, pero que creo que los dos nos quedamos como con la forma de trabajar del otro y nos gustó. Cuando me llegó luego la prueba él me escribió porque ya estaba dentro del proyecto y se había enterado de que iba a hacer la prueba y me hizo mucha ilusión porque yo sentí que él me cuidaba y que me acogía, evidentemente yo tenía que hacer la prueba va y todo, pero que me escribiera ya era guay.
¿Qué te hizo sentir tu personaje cuando lo leíste por primera vez?
Es uno de los personajes que cuando lo leí ya dentro sentí que sí, me apetecía mucho hacerlo. Tiene un arco dramático superinteresante. También el tema, yo sentía que todavía no lo había tratado y siendo del norte, yo soy navarra, pero también he recibido mucha formación de la cultura vasca. Mi nombre mismo… (bromea) Esa tendencia vasca está de alguna forma y sentía que me apetecía de entrar en ese tema, aunque sea doloroso, sentía que que yo tenía también algo que aportar.
Ya hemos visto series y películas sobre el conflicto vasco, sobre las consecuencias emocionales de la actividad criminal de ETA, pero siendo de esa zona, ¿lo has vivido de otra manera o con una mayor responsabilidad?
Me daba mucho respeto y mucha responsabilidad. Sobre todo porque nos acercamos a eventos y momentos históricos de los que todavía las personas están vivas. Casi cualquiera que haya producido dolor y silencio, hay víctimas que pueden ver la serie, todo eso da mucho respeto. Puedes tener espectadores que se sientan profundamente apelados, creo que toda la sociedad española se ha sentido profundamente apelada por ese conflicto. Evidentemente sí que me daba bastante respeto y al mismo tiempo tenía ganas de al menos poder darle honestidad y matices a mi personaje.
Es una serie que está planteando muchas fronteras, no solo físicas, sino morales. Me interesaba mucho el acercamiento al tema que tienen todos los personajes en un momento en el que tienen que tienen que decidir entre seguir sus ideales o traicionar a su entorno. En mi caso, es una persona que se debe mucho a sus orígenes y a la familia que no ha elegido, pero en un momento dado la historia se elige a sí misma, ser coherente con sus propios ideales. Es un personaje que se está haciendo independiente y autónoma de su propio destino.
Isa Andueza
¿Sientes que las series o el cine tienen el poder de sanar esas heridas?
Ojalá sea así, ¿no? Evidentemente, nunca sabes cuando algo puede herir sensibilidades o ayudar a sanar, pero creo que la serie está hecha desde un lugar de reconciliación, de diálogo y confío en que en que así sea, al menos en cuanto a mi trabajo se refiere. Yo le he puesto todo el corazón que he podido y siento que siempre que se pone el corazón, nada malo puede pasar. Nunca se sabe, pero realmente mi intención es tratar de honrar lo más posible la historia del personaje poniendo ahí mi sensibilidad y lo que yo también había podido recopilar y saber de este tema en primera persona.
¿Hasta qué punto te han servido tus orígenes y tu edad para ponerte en el contexto de Izaskun?
Yo nací en Navarra y soy navarra, donde hay una influencia de la cultura vasca muy grande. Fui a una ikastola, he recibido una educación bilingüe y la cultura vasca ha estado mucho en mi día a día. Digamos que soy una especie de vasca de adopción cultural porque en Navarra realmente tiene sensibilidades, folclores y culturas compartidas con todo lo vasco. Yo creo que es incalculable el valor para el personaje, ha sido mucho. O sea, reconozco que si hubiera tenido que hablar de un conflicto de otro lugar del que no hubiera tenido esa memoria casi de piel y de sistema nervioso y de muchas memorias, imágenes, cosas que he escuchado, que he percibido, que he sentido… Creo que todo eso era una riqueza que yo tenía ahí lista también para compartir, para reflexionar sobre ella, como tener que hacer una especie de arqueología personal para recopilar todas las sensaciones que son tan necesarias para la actuación. La interpretación es algo que se hace desde la cabeza, no es un gesto historicista, sino que es un gesto humano. Es tratar de ponerte en esa época, en ese momento y en el dolor y el silencio que había alrededor de todo ese conflicto.
¿Qué momento especial te llevas del rodaje o qué vas a recordar especialmente siempre de ‘La frontera’?
¡Ay, qué bonito! Pues te voy a decir una cosa general y después una más particular. En general, me llevo la posibilidad de que el arte pueda tratar cosas dolorosas de forma luminosa. Ha sido un rodaje que, a pesar del tema, ha sido muy disfrutable y creo que eso se respiraba en el set. Hemos tenido dos directoras maravillosas, una productora ejecutiva maravillosa y creo que ha habido un ambiente especialmente favorable y de buen rollo a pesar de lo doloroso del tema. Y de rigor también. Eso me lo llevo porque me gustaría poder seguir practicando ese contraste en mi trabajo, creo que es supernecesario. Estamos tratando cosas muy dolorosas y difíciles y se pueden hacer con amor, con cuidado y con alegría. Esa alegría de estar creando, una alegría creativa. Y después te diré que para mí fue muy importante rodar algunas secuencias con Javi Rey, conocerlo y también conocerlo más como actor, creo que es un grandísimo compañero y lo estoy diciendo en toda la promoción porque así lo siento. Tiene la capacidad de hacer divertida casi cualquier situación, rodar algunas secuencias con él por la parte vieja de Donosti para mí fue muy importante porque he veraneando allí en mi infancia y, de alguna manera, había como una memoria en esas calles.
¿Cómo habéis trabajado la química de los personajes? Sin hacer mucho spoiler, pero bueno, se intuye ya en el trailer que entre los dos va a haber una relación y que puede suponer un conflicto moral para tu personaje.
Y para el suyo también. Es muy curioso, yo siento que dentro de la historia hay casi como dos momentos. Sin querer contar de más, lo bonito del arco de los personajes es que también se les cruza esa relación. Hay una parte muy luminosa, muy seductora y juguetona y luego hay una parte que les hace estar jugando con fuego. Esa sensación de que a veces los contextos políticos no permiten el amor. Son personas totalmente atravesadas por su contexto, por su ideología y por donde han nacido y digamos que eso no les permite sentir lo que sienten. Ha sido una historia muy rica de actuar porque entre los pensamientos y los afectos hay una lucha brutal.
Prime Video
También es muy interesante la mezcla de géneros por la que te lleva la serie.
Yo al principio sentía que casi cada personaje traía un género consigo, porque yo cuando entraba en la serie decía, ‘joder, soy una especie de comedia romántica vasca’, y sin embargo, conforme va avanzando la serie, disfruté mucho toda la parte de thriller, de acción, aunque me hubiera gustado que que el personaje se atreviera más. Pero era bonito ver que al final ella es una especie de guerrera pacifista y se rebela. Son dos personajes muy testarudos, muy guerreros y al mismo tiempo tienen dos unos ideales muy humanistas. Disfruté mucho de la parte como más de acción y casi como de espías y de agentes dobles, era muy muy divertido de actuar. Siento que ahí hay todo un terreno por para mí como actriz.
Acabas de salir del rodaje de una película también, ¿qué nos puedes adelantar sobre 'La más dulce'?
Ha sido una aventura de las de las grandes, todavía estoy recuperándome. Hemos rodado en Tánger y en Andalucía. Es con la directora Laïla Marrakchi, que había hecho dos películas hace años y después ha hecho series, es realmente interesante, con un equipo muy potente francés, belga y con actrices muy conocidas en Marruecos. Ha sido un proyecto tan intercultural que se estaban hablando cinco idiomas a la vez. De repente me he sentido como abriendo camino y horizontes y la verdad es que lo he podido disfrutar mucho, tiene una acción muy retadora y se trabajaba a un nivel muy alto.
Prime Video
Dices que te has sentido abriendo campo, ¿es el momento de salir un poco de España, de hacer cosas nuevas, de explorar otras industrias?
Me encantaría. Esta directora me llamó y me sentí muy bienvenida, ahora me ha escrito otra directora francesa y de repente no sé, siento que ahí también he tenido una trayectoria con las películas españolas que les han llegado. Hay un campo por explorar, la verdad.
He visto una entrevista en la que decías que parece que ya dejar de ser la eterna “amiga simpática” y te llegan mujeres más complejas y protagonistas, ¿cómo sientes este momento de tu carrera y ese salto hacia papeles más importantes?
Con agradecimiento y con ganas de mejorar. Es verdad que mi carrera ha sido un poco particular, crecí mucho en el teatro contemporáneo, el viaje con mi propia compañía y también como escritora. Después empecé a trabajar más con Jonás Trueba, escribo con él y ahí sí que tengo personajes protagónicos, pero en la industria parece que cuesta ponerme en un lugar más central. Creo que ahora la gente me está viendo de otra manera a otras edades, a otros físicos, a otras sensibilidades y todavía falta mucho por hacer, pero es cierto que, de alguna manera, en estos últimos años estoy pudiendo conquistar otros espacios que como actriz estaba deseando conquistar. Siento que viene también de la mano de mi fuerza, curiosamente. Es como que cuanto más me conquisto a mí misma y más honesta soy con mi propio poder… No quiero que suene mal eso, pero es que creo que todas somos más poderosas de lo que creemos. Aunque estoy pudiendo actuar personajes más complejos y de mayor trascendencia, no quita que me encante un personaje secundario, creo que cada personaje tiene sus propios retos y los secundarios son complicadísimos de hacer y suponen una gran responsabilidad y una capacidad compositiva más radical. Pero es verdad que sí que vengo observando esto que me comentas. Al principio se me veía como una chica dulce, simpática y ahora sí puedo jugar con otros personajes que son más fuertes o más taxativos, que se atreven a poner límites y eso también tiene que ver con mi propia trayectoria de vida.
¿Cambia una como actriz tras haber sido directora? (Su película ‘Las chicas están bien’ fue una de las grandes sorpresas de 2023).
Antes ya había dirigido teatro y para mí, en realidad, ha sido más orgánico de lo que pueda parecer desde fuera. Pero no quiere decir que ya no quiera seguir siendo actriz, todo lo contrario. Me sigue enamorando actuar y entrar en las ideas de otras personas y aportarles mi parte. Es cierto que ‘Las chicas están bien’ tuvo un acogida realmente sorprendente e inesperada, fue una aventura preciosa, creativa y me dio mucha autoestima el sentirme más comprendida a muchos niveles en el mundo. Creo que había mucha gente que quizás no me conocía como actriz, que me ha conocido primero con este trabajo y eso afina más lo que das al mundo. Voy a un rodaje y la gente me dice que ha visto mi peli y, como es tan personal, siento que conocen un poco más y de una manera profunda. Cayó simpática y la gente por la calle me dice que se declaró gracias a la peli y cosas así de bonitas, encontró su público. Después, como actriz, creo que me ha dado mucha empatía con la dirección. Soy mucho más consciente de la dificultad de dirigir y de que los actores y las actrices somos una parte. Soy más consciente de cuándo puedo pedir atención y mi espacio y cuándo tengo que entender que a mi duda, que puede ser para mí algo enorme, quizá para la serie o la película realmente no es tan importante y te vuelves un poco más adulta y más autónoma.
Prime Video
¿Y volverás a dirigir?
Estoy pensando en escribir este verano, así que yo creo que sí… Es verdad que no lo he querido hacer de forma continuada ni decir ‘venga, ahora ya soy directora’, porque realmente no me siento así. Me siento muy poliédrica y me apetece tomarme mi tiempo, pero sí que pienso que seguiré creando y siempre he estado también escribiendo. Para mí ha sido natural, incluso aunque no quiera, acabo escribiendo así que salir, de alguna forma, saldrá, pero no quiero entrar en los ritmos estos contemporáneos de para cuándo y para cuándo lo siguiente y así…
Tu pareja es Jonás Trueba, ¿tener al lado a alguien que también es de la industria te impulsa? ¿Os retroalimentais y entendéis mejor que si os dedicarais a otras cosas?
Sí, pero también es complejo porque es verdad que también ves las crisis del otro, la industria es muy difícil. Tiene partes de mucha luz y partes de mucha sombra. Entonces creo que te hace vivirlo de una manera más más consciente, ¿no? Sobre todo, para bien y para mal. Es bonito porque yo aprendo un montón, pero también tengo un entorno muy creativo de amigas, actrices, escritoras, cantantes… me gusta mucho estar en contacto con gente que vive la vida de esta forma tan creativa.
Desde que comenzaste hasta hoy y sabiendo tu punto de vista sobre el tema, ¿cómo ves el peso de la mujer en el en el cine, en las series, en el teatro. ¿Estamos de verdad avanzando? ¿No nos podemos quedar tranquilas, hay que seguir luchando?
Pues creo que las dos cosas. Es indudable el avance del lugar de la mujer en el audiovisual que ha empezado claramente desde una voluntad política, no hubiera sido posible sin la política de cuotas. Ojalá llegue un día en el que no haya que hacer este sobreesfuerzo, porque simplemente habrá referentes y profesionales que han tenido puestos de poder y que no tienen que ser premiadas por ser mujer o por ser quien sea. Pero todavía se está haciendo muy necesario y ahí se ven los resultados: muchas más mujeres dirigen y están en puestos importantes dentro de los equipos. Es como sin prisa, pero sin pausa, o sea, ni un paso atrás. En ese sentido no hay que relajarse, es evidente que hay un montón de mujeres presentando sus películas en contextos internacionales.
En esta serie me han dirigido dos mujeres y en ningún momento ha sido un tema de conversación, o sea, ahí es donde yo veo el avance, en la normalización. Si es que la igualdad no tiene tanto misterio, igualdad es igual a igualdad. No debería ser tan extraordinario. Yo entiendo que lo sigamos señalando porque hay que reforzar según qué ideas, hay que asentarlas y solidificarlas y están ahí los datos, las mujeres siguen haciendo películas con menores presupuestos y todavía te das cuenta de que faltan en un montón de puestos de poder. Las primeras que tenemos que sentirnos capaces somos nosotras y en cuanto lo hagamos y nos den el lugar, se verá. La historia se tiene que reconducir un poco, porque por inercia, se iba a continuar así. Pero somos perfectamente capaces y además traemos otros modelos, otras sensibilidades, otras formas de autoridad y creo que no es tampoco casualidad el buen rollo y la facilidad que yo sentí en el set de rodaje. Creo que ha habido muchísima comprensión y he vivido con directores que también trabajan con mucha sensibilidad, pero los hay que no la tienen, ese director autoritario militar, es una cosa ya que no se lleva y que creo que cuando ocurre ya duele y no se permite.