Sadie Sink se subió al escenario por primera vez a los ocho años de edad y, solo unos meses después, ya lo hacía de manera profesional. Con 13 debutaba en las tablas de Broadway para dar vida a una bisoña Isabel II de Inglaterra en una obra protagonizada por otra monarca, esta vez de la pantalla, como Helen Mirren.

De ahí saltó al elenco de una serie de éxito inesperado en su primera temporada, Stranger Things, interpretando a un personaje secundario que estaba muy lejos, tanto en minutos de trama como en salario (apenas 20.000 euros por episodio), de unos compañeros de reparto ya convertidos en iconos internacionales.

Pero ella no solo consiguió ponerse a la altura del resto de forma súbita (su paga en la próxima temporada de la serie asciende a los 7 millones de euros), sino que ha vivido el año más prolífico de todos cuantos transcurren hoy en día en las colinas de Los Ángeles.

A saber: convertirse en alter ego de Taylor Swift en el primer cortometraje dirigido por la estrella del pop, hacer de una canción lanzada hace casi cuatro décadas un himno propio de la generación Z, ser elegida como embajadora de marcas como Chanel y aparecer en una de las películas más premiadas del año, cosechando media docena de nominaciones por el camino. Y el momento de Sadie Sink, la estrella que levita dentro y fuera de la pantalla, solo acaba de empezar.

“Sí, si miro para atrás está claro que este ha sido un año lleno de hitos en mi carrera”, reconoció en una entrevista la precoz intérprete. A sus 20 años, La ballena (The Whale), que acaba de estrenarse en los cines españoles, supone la confirmación definitiva de Sink como gran referente de su generación y su presentación ante el público cinéfilo menos familiar con los monstruos ochenteros de Stranger Things.

En el filme de Darren Aronofsky, la joven da vida a la hija de un solitario profesor de inglés con obesidad mórbida con quien intenta reconectar tras años de distancia y rencores entre ellos. Un Brendan Fraser recuperado para la causa hollywoodiense tras años de defenestración da vida a su padre en la ficción, en un papel que le ha situado como principal favorito para llevarse el Oscar al mejor actor en la gala del próximo 13 de marzo. En una muestra más de lo meteórico e imberbe de su carrera, Sink reconoció que antes del rodaje ni siquiera había oído hablar de quien liderara éxitos como La momia o George de la jungla, pero que ahora Fraser era su “humano favorito”. 

Cómo ha conseguido Sadie Sink posicionarse en la cima

Más allá de engrosar su lista de confidentes, la repercusión generada por el estreno de La ballena ha servido a la estadounidense para hipertrofiar su presencia pública y acompañar al filme en su recorrido festivalero internacional. Venecia, Toronto, Nueva York, París, Los Ángeles… pocas actrices pueden presumir de una agenda tan frenética como la suya en el último trimestre y la mismísima Winona Ryder se ha atrevido a calificarla como la “próxima Meryl Streep”.

Un escaparate que no ha pasado desapercibido para una industria de la moda que ha visto en ella, y en sus más de 25 millones de seguidores solo en Instagram, su mejor oportunidad para captar la atención de la generación Z. Quizá la única, teniendo en cuenta que la vigente carrera hacia la estatuilla está marcada –por fin– por el dominio de actrices de más de 50 años, como Michelle Yeoh, Jamie Lee-Curtis, Cate Blanchett o Angela Bassett. 

Sadie Sink en la alfombra roja
Gtres

Su belleza delicada y su melena pelirroja prerrafaelita son quizá las responsables de esa irrupción en la industria de la moda que solo acaba de empezar. Embajadora de Chanel, firma que empezó a vestirla a los 15 años incluso antes de que debutara en Stranger Things, Sink luce como pocas las prendas más ‘Gen Z’ de la maison: desde la combinación de una americana de tweed con leggings ciclistas hasta el espectacular vestido con cut out debajo del pecho que eligió hace unos días en los Critics Choice Awards.

Sadie Sink de Chanel
Gtres

Sadie Sink de Chanel en los Critic Choice Awards.

Pero más allá de su relación con la firma francesa, el currículo estilístico de la actriz está repleto de grandes looks firmados por Alexander McQueen, Prada o Mui Miu, firma para la que incluso desfiló junto a otros rostros tan famosos como Uma Thurman o Alexa Chung y con la que colaboró en una campaña junto a Elle Fanning. 

La evolución del estilo de Sadie Sink

Su estilo ha ido evolucionando con los años dejando a un lado los minivestidos románticos y un poco naíf que solía lucir en sus primeras apariciones para dejar paso a los trajes monocolor que ya son seña de identidad o a los espectaculares vestidos sin miedo a los brillos, las aberturas o las asimetrías que ha llevado en las grandes alfombras rojas. Todo lo anterior ha provocado que las marcas se la rifen: no solo se sienta en el front row de desfiles como el de Prada, Kate Spade o Chanel, sino que ha sido elegida por Stella McCartney, Chopard o Givenchy como protagonista de sus campañas más recientes. 

El momentum profesional del que disfruta Sink ha sido respaldado por los hermanos Duffer, los creadores de la triunfal serie de Netflix Stranger Things, que no han dudado a la hora de situar a su personaje, Max, como punto central de la trama de la última temporada. Su lucha contra el villano Vecna en la última tanda de episodios situó a la banda sonora de dicha escena, el icónico clásico de Kate Bush Running Up That Hill, de nuevo en los primeros puestos de las listas 37 años después de su lanzamiento. Coincidiendo con la emisión de la cuarta temporada, otra cantante generacional, Taylor Swift, también encontró en esta actriz a la mejor representante de sus letras y vivencias.

“Yo escribí el personaje solo para Sadie y si ella lo hubiera rechazado no sé si al final hubiera llegado siquiera a rodar la película”, confesaba la estrella del pop durante una mesa redonda en el pasado festival de Toronto. Swift eligió personalmente a la joven para dar vida a un trasunto de ella misma en All Too Well, el cortometraje que supuso el debut en dirección de la intérprete de éxitos como Anti-Hero y que narra una historia de romance y desamor que evoca la vivida por la cantante con el actor Jake Gyllenhaal. Un trabajo que supera los 80 millones de reproducciones en Youtube y ha logrado nominaciones a los Grammy o los MTV Video Music Awards.

Nacida en el seno de una familia de cinco hermanos en el pequeño pueblo de Brenham, en Texas, solo ella y su hermano Mitchell esquivaron la pasión familiar por el mundo del deporte para decantarse por el teatro. Sin embargo, los padres no dudaron en apoyar los anhelos de su hija y mudarse a Nueva York para cumplir sus sueños interpretativos.

Vegana desde hace siete años, adjetivos como “disciplinada” y “madura” se repiten en los perfiles publicados en prensa sobre ella. Entre los hitos de Sadie Sink está el de haber conseguido esquivar la maldición de muchos niños prodigio aprendiendo a conciliar una madurez personal y profesional que se han confundido e intercalado en diversas ocasiones.

La misma actriz desvelaba hace solo unos días la “angustia” que sintió al dar el primer beso de su vida frente a una cámara, en una escena de Stranger Things en la que su personaje, Max, se besa con Lucas (Caleb McLaughlin). “Quizá si hubiera empezado como una chica Disney habría tenido una impresión diferente de la industria y del oficio”, explica, atribuyendo a su formación teatral el desarrollo óptimo de una carrera que, visto lo visto durante el último año, promete situarla en el Olimpo más brillante de Hollywood.