Si eres amante de la moda de verdad, muy probablemente estabas deseando que llegara el día en el que Disney+ por fin hiciera justicia a uno de los diseñadores más memorables de la Edad Contemporánea, sino el que más. Balenciaga dio sentido a la alta costura. De esta forma, la serie de Disney+ que se estrenó el 19 de enero en la plataforma, homenajea los 30 años que el diseñador pasó en París, desde 1937. Ahora que la hemos visto, analizamos los diseños que más han marcado el mundo de la moda.

Protagonizada por Alberto San Juan y con un elenco internacional, entre el que destaca Audrey Hepburn (interpretada por Anna-Victoire Olivier), Coco Chanel (Anouk Grinberg), Christian Dior (Patrice Thibaud) o hasta Fabiola de Mora y Aragón (Belén Cuesta); Cristobal Balenciaga comienza con el entierro de su queridísima amiga Coco y una pregunta al aire por parte de Gemma Whelan (Prudence Glynn, periodista de The Times): “La moda ha dejado de ser lo que era. Llevas tres años en silencio. ¿No crees que es momento de hablar?”.

Así, entre idas y venidas y seis capítulos llenos de moda, biografía y belleza, aquel que no conozca la historia del diseñador podrá empaparse de su magia, pasión y talento. También podrá sentirse más cerca del aura de misterio que siempre ha caracterizado al artesano.

San Juan hace un trabajo magnífico al tratar de expresar los sentimientos que Balenciaga siempre ha tratado de reprimir: llantos mudos, complicidades llenas de odio y envidia, y también unos nervios sopesados que dejaban entrever su parte más humana y su continuo miedo a la exposición. La serie muestra sus razones de ser, a veces distantes, otras veces llenas de sombras y fragilidades, pero siempre complejas

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David Herranz | Disney

Balenciaga, el cirujano plástico de la alta costura

Coco Chanel dijo con convicción que “Cristóbal era un couturier entre nosotros, el resto somos simples diseñadores de moda” cuando le preguntaron por su amigo. Pero Balenciaga siempre ha tenido el mismo talento que inseguridades. Le costó mucho encontrar la visión de su estilo propio, hasta que se dio cuenta de que “un Balenciaga se aprecia por sus secretos y por su confección”. 

Considerado como el cirujano plástico de la alta costura, los vestidos que en una primera instancia no terminaban de encajar en el imperio de la moda parisino, terminaron conquistando la ciudad. En un contexto marcado por la Segunda Guerra Mundial, la llegada de los nazis a París y la Guerra Civil en España, Balenciaga se dio cuenta de que “lo español estaba de moda”.

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Los vestidos de Balenciaga en París

Pese a su complejidad reticente y a su personalidad frágil y con carácter a partes iguales, Balenciaga siempre tuvo claro que “la alta costura está al servicio de las clases dominantes. Es pura supervivencia”. Así se explica cómo durante la llegada de los nazis a París, la firma se las apañó para subsistir; siendo clave para encontrar su propia voz “en sus cuerpos mis diseños adquirían sentido. Es parte de la complejidad”.

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Museo Cristóbal Balenciaga

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El vestido baby doll

Entre sus primeros éxitos destaca el vestido baby doll (1958), un vestido con escote cerrado, redondo y con una falda corta evasé que se convirtió en un símbolo de libertad debido a sus volúmenes amplios y airosos, que destacaban por la liberación del cuerpo femenino, después de una época marcada por el New Look de Dior. 

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La versión del New Look by Balenciaga

En un gris jaspeado que resalta la simplicidad y minimalismo del diseñador, Balenciaga (influenciado por su maestro, Dior), lanzó su propia versión de la estética que marcaba en los años 50, el New Look: hombreras estructuradas y cintura estrecha. 

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El vestido saco

Si hablamos de iconos, una de sus creaciones más atrevidas y polémicas fue el vestido saco que se presentó en contraposición a los diseños más ceñidos como una bocanada de aire fresco en la década de los cincuenta.

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El vestido de Grace Kelly

Es uno de los más famosos, y obviamente no podía faltar. Este conjunto perteneció a la princesa de Mónaco, Grace Kelly. Confeccionado en el atèlier Jacqueline de París para la colección de invierno de 1965, destaca por su elaboración en cloqué de plata y de oro, uno de sus diseños más lujosos.

A pesar de que los patrones de este dos piezas no resultan coherentes con las líneas de sus diseños de aquel momento, la viveza de los colores fue muy aplaudida.

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El vestido de la reina Fabiola

Fue ella quien lo donó a la Fundación Cristóbal Balenciaga. Es un vestido fabricado en satén de color marfil y visón blanco en los talleres de Madrid en 1960.

Caracterizado por sus mangas japonesas, cuello barco y con talle a la cintura, la máxima curiosidad de este vestido es su inspiración, la personalidad de la reina Fabiola. Sencillo, pero con una larga cola exaltaba la majestad real.

Museo Cristóbal Balenciaga

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El abrigo de noche

Famoso por estar fabricado en tafetán de seda de color negro, a día de hoy sigue siendo una de las piezas más enigmáticas de la firma.

Confeccionado en 1935 y perteneciente a la señora Domínguez de Arbide, es una de las pocas prendas que se conservan con etiqueta EISA. B. E. (marca española del modisto). Este abrigo refleja la influencia de Madeleine Vionnet (conocida diseñadora francesa de Alta Costura).

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Inspirado en la pintura española

Inspirado en el Retrato de María del Rosario de Silva y Gurtubay, Duquesa de Alba, por Ignacio Zuloaga, Balenciaga impresionó al mundo entero con este vestido en 1952 que resulta folclórico, exuberante y a la vez sofisticado.