Tenemos los hoteles perfectos para tus escapadas y son un auténtico lujo

Empezamos por tierras gallegas, concretamente la isla de La Toja, donde se encuentra este hotel que, durante buena parte del siglo XX, se convirtió el refugio favorito de las clases altas, quienes acostumbraban a acudir a él para ‘tomar las aguas’ en su balneario. Balneario, por cierto, que hoy se encuentra aún en perfecto funcionamiento, que es el único cinco estrellas de Galicia y cuyo bienestar procede de esas aguas ‘mágicas’ y minero-medicinales que llegan desde los manantiales. Además, para afianzar la sensación de bienestar, junto al balneario se encuentran el Centro de Belleza y el Club Termal, que redundarán la experiencia completa y efectiva. Por lo demás, las habitaciones, decoradas con un estilo clásico y diríamos que casi aristocrático, son extremadamente confortables  y disponen de vistas al mar o a los jardines. En cuanto a los restaurantes, nuestro favorito es Aires, sobre todo la terraza, donde podrás descubrir la cocina gallega (versión alta gastronomía) mientras disfrutas de vistas al mar. Por cierto, que la tarifa de acceso al balneario para clientes es de 25 €, mientras que si no te alojas allí pero quieres probar los beneficios de las aguas, el precio sube a 40 €. Aprovecha el viaje y déjate aconsejar por el equipo de profesionales que se ocupa de este oasis de felicidad.

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De Galicia nos vamos a Portugal, porque a veces lo que te apetece es conocer sitios nuevos que no impliquen largas horas de viaje pero que te aporten esa preciada sensación de desconexión total que sientes, por ejemplo, cuando sales fuera del país. Y The Oitavos, en Cascais, a una media hora en coche de Lisboa, sabe mucho de desconexión. Se trata de un gran hotel construido en forma de Y y situado en medio de un campo de golf. Sí, es ideal para los aficionados a este deporte, pero no solo para ellos. Por varias razones, una de las cuales (muy a tener en cuenta, por cierto) es que viajar a The Oitavos supone abrazar experiencias gastronómicas de gran nivel gracias al restaurante Ipsylon de alta cocina (los platos con pescado son un regalo para los sentidos y la oferta de vinos, maravillosa); Verbasco, restaurante ‘oficial’ del campo de golf y donde los platos te parecerán no solo ricos sino también abundantes, y la terraza de la piscina, el lugar ideal para tomar algún snack, un sandwich XL (preparado con mimo) o una completa ensalada. Por cierto, que la piscina, climatizada, es otro plus a tener en cuenta, sin desmerecer al amplísimo spa (en este cinco estrellas todo es grande) que también cuenta con piscina y jacuzzi. Las habitaciones, todas con terraza y vistas, son muy generosas en metros cuadrados, tienen hasta tocador y los inodoros incluyen chorro de agua. Muy bien pensado. Es cierto que The Oitavos no está a pie de playa, pero a cinco minutos en coche o algo más de media hora andando se encuentran las playas de Guincho, paraíso de surf y windsurf los días de viento, y principal reclamo de turistas y locales las jornadas más tranquilas. Estos arenales cuentan con todos los servicios y puedes acercarte a ellos desde el hotel pedaleando en bici eléctrica (ellos te la proporcionan y hay carril bici en todo el recorrido). Excelente opción para empaparte del paisaje de uno de los lugares preferidos por los lisboetas.

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Como su nombre indica que estamos en un palacio. Con todas las letras. Es más, el edificio donde se ubica este hotel madrileño data de 1852 y es uno de los más emblemáticos de la zona de Atocha. Pero vayamos al hotel, ubicado justo frente a la famosa estación de tren. Para empezar, la entrada, presidida por el dios Hermes, la divinidad viajera, ya es toda una declaración de intenciones. Más allá, en línea recta, está lo que el hotel ha nombrado su jardín secreto y que ya te adelantamos que merece el título. Con una preciosa alberca como gran estrella, parece un milagro que un sitio así se encuentre en pleno centro de Madrid. Respecto a las habitaciones, para empezar son grandes, estando las suites a otro nivel, concretamente al más alto (desde ellas tendrás unas vistas privilegiadas de los tejados y terrazas de Madrid). Buen dormir y también buen comer, porque en el restaurante La puerta de Atocha se han propuesto un reto y parece que lo cumplen: mezclar las propuestas que puedes encontrar en una típica casa de comidas madrileña con la alta cocina. Ah y CoolRooms te elabora experiencias personalizadas para que veas el Madrid que más te interesa conocer. Para que todo salga redondo.

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A tiro de piedra de la estación de Sants (y cuando decimos a tiro de piedra queremos decir a un par de minutos andando) y muy cerca de la Plaza de España se encuentra este hotel, miembro excelso de la compañía fundada por el actor Robert De Niro y el chef Nobu Matsuhisa. Pronto llegarán más establecimientos de la firma a nuestro país, pero mientras tanto, Nobu Barcelona es un ejemplo de todo lo bueno que la cadena ofrece al cliente y que es mucho. Con un interiorismo firmado por Rockwell Group, lo que te encuentras al llegar es confort de alto nivel. Mucha madera, todo tipo de comodidades y un aire japonés que aporta tranquilidad y estilo a partes iguales. A las habitaciones (259) no les falta detalle, incluidos, por supuesto, los amenities de Natura Bisse y esos colchones que son de lo más cómodo que encontrarás en un hotel. En cuanto a la restauración, además de su buque insignia, el restaurante Nobu (puedes pedir su menú mediante el servicio de habitaciones; lujazo), encontramos en el lobby Kozara, un bar que está creciendo en cuanto a oferta culinaria –promete una revolución de tapas en próximas fechas– que te permite tomarte algo dentro o en su pequeña pero acogedora terraza. Mención aparte son las vistas que se disfrutan desde las últimas plantas del hotel (22 y 23 principalmente) y que abarcan emblemas de la Ciudad Condal como la Sagrada Familia, Montjuic, la torre Agbar… No querrás irte.

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La revolución ha llegado a Madrid de la mano de los cinco estrellas que están colonizando las principales arterias de la capital. Entre ellas, por supuesto, las calles que conforman la Milla de Oro, pero también la Gran Vía, cuya privilegiada situación la convierte en epicentro de planes culturales y gastronómicos. Y ahí, en la esquina de Gran Vía con Marqués de Valdeiglesias, encontramos un edificio renacentista que conserva su arquitectura intacta por fuera y que por dentro ha sido completamente renovado. La recepción en sí misma parece ya una pequeña pinacoteca, buen ejemplo de lo que nos vamos a encontrar en un interior con mucho arte (gran parte de las obras y piezas proceden de anticuaros y tiendas de subastas), unos lugares comunes que, a simple vista, recuerdan a los clubs ingleses más privados, y unas habitaciones que, en contraste, resultan absolutamente modernas y funcionales. Pero la joya de la corona, aparte del restaurante Ático, quizás se encuentra arriba, en la terraza, que en verano se nutre de cócteles y actividades. Solo una pequeña muestra de que lo que llueve en The Principal son, sobre todo, buenas ideas.

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