El 9 de febrero llega a Netflix la segunda temporada de Machos Alfa, esa serie en la que un grupo de hombres desubicados se da de bruces con la realidad: su masculinidad tóxica ha quedado obsoleta y ahora tendrán que ponerse las pilas para adaptarse a los nuevos códigos.

La comedia está servida. Su primera temporada fue un éxito –no solo en España– gracias a unos guiones con mucha chispa y unos actores en estado de gracia. Entre ellos, Kira Miró (Gran Canaria, 1980), que interpreta a Luz, mujer de Raúl, uno de los Alfa, y a quien deja con las piernas temblando cuando le plantea la opción de tener un matrimonio abierto.

Machos Alfa
D.R.

Kira Miró y Raúl Tejón, que interpreta a su marido en Machos Alfa.

En los nuevos capítulos, nuestros ‘machos’ ahí siguen, intentando arreglar lo suyo si tuviera arreglo. Tratan deconstruirse y aceptar las nuevas vías de comunicación y de vivir, pero les cuesta. El cambio nunca es fácil y en ese tránsito es en el que se mantiene la segunda temporada. 

¿Como evoluciona tu personaje? Lo que vamos a ver ahora es que ni los modernos son tan modernos ni los clásicos tan clásicos, que también hay una gama de grises entre medias. En mi caso habrá vulnerabilidad e indecisión. Aparecen situaciones que hacen que Luz no lo tenga todo tan claro.

Ella aboga por las relaciones abiertas; ¿qué opinión le merecen a Kira? No quiere ataduras ni complicaciones, pero a mí, como Kira, me parece muy difícil, sobre todo por la educación que tenemos y de dónde viene. En su caso, es algo práctico, tiene sentido y Luz es leal. Pero ya te digo que desaprender lo aprendido no es fácil (los jóvenes de ahora no vienen tan estigmatizados; lo tienen más fácil) y ahí es donde reside la comedia de la serie.

¿Hay muchos micromachismos en tu vida cotidiana? Los hombres están aprendiendo, pero nosotras, como mujeres, también. Yo aprendo a ser feminista, a desprenderme de lo que me han inculcado, eso de que hay que sonreír, de que calladita estás más guapa y de que mejor no molestar. Hay que ver hasta dónde pones el límite y si es un límite cordial o te estás yendo al extremo. Yo que sé… ¡Ando igual de perdida que los Machos Alfa! (risas). Hay ciertas cosas a las que estoy acostumbrada que son machistas, pero las tengo superintegradísimas.

Hace poco salía una encuesta donde un 44,1% de los hombres decía sentirse discriminado en la promoción de la igualdad. Estamos en el camino de mejorar, pero es complicado porque llevamos muchos años de desventaja. Entiendo que para ellos signifique perder una serie de privilegios o de poder y les dé miedo, pero se trata de igualar, no de que ahora la desventaja sea al revés, de un feminismo mal entendido. El objetivo es igualarnos como personas. Creo que el currículum debería ser un número, no un nombre con etiqueta o género. Que compute tu valía como ser humano. 

Kira Miró
Carlos Villarejo

¿Eres de la que piensa que el piropo no es malo, que lo controvertido es la intención?Estoy a favor del piropo, del halago. A nadie le amarga un dulce. Efectivamente, el problema es la intención, el tono o el momento, pero un halago no lo veo mal. El conflicto surge cuando llega acompañado de un gesto obsceno, de un momento de ridiculizar o de una invasión física. Pero un halago bien dicho, con clase, por qué no.

Decías que tu físico te ha ayudado a conseguir papeles. Esto quiero puntualizarlo: no es que me haya ayudado, sino que para según qué papeles me ha ido bien. Gracias a él he logrado un tipo de papeles de mujer sexy o atractiva, pero también me ha cerrado otras puertas, la oportunidad de hacer otro tipo de personajes. A veces, en las entrevistas, los periodistas solo se quedan con ciertas partes y luego surgen titulares devastadores, que resumen una charla de 45 minutos con una frase que nada tiene que ver con lo que yo había explicado. Pero bueno…

¿Qué ta te llevas con tu cuerpo? Yo siempre he andado en conflicto conmigo misma, tanto con mi físico como con todo, la verdad. Soy una persona que se mueve en la indecisión, en un pequeño tormento interno y sí, estoy llenísima de complejos. Es curioso cómo a veces tu mirada sobre ti misma está distorsionada hasta el punto de caer en la enfermedad. No siempre me he llevado bien conmigo; estoy en ello. Es cierto que con la edad cada vez una se va haciendo más amiga de sus luces y sus sombras, aceptas y te serenas. Yo cada vez entiendo más a todas esas actrices y mujeres que dicen que con la edad ganan tranquilidad y experiencia. A los 43 años estoy comprendiendo. Hay que pensar que no pasa nada por atreverse a llevar ciertas cosas…Con 20 estaba llena de complejos y ahora veo fotos de esa época y digo: “¡Pero si estaba estupenda!” Era monísima y el cuerpo va a peor. Entonces te insistes a ti misma que debes disfrutar el momento porque dentro de diez años no estarás así 

Kira Miró
Carlos Villarejo

¿Cómo fue el tránsito de tu Canarias natal a Madrid? Nunca quise ser actriz. Mi madre fue ama de casa muchos años; con treinta y pico mis padres se divorciaron y tuvo que sacar a tres niños adelante. Éramos familia ‘bien’, nos arruinamos y esa madre coraje se pone a hacer un cursito de producción con treinta años. Es tan buena que le ofrecen una película en Madrid en una época en la que no había gps ni nada e ibas con un callejero en la mano. Primero se vino ella con mi hermano y yo me quedé con mi hermana en Canarias. Fueron tiempos difíciles. A los 16 nos mudamos las dos aquí y nos juntamos los cuatro. Terminé los estudios, pero estaba un poco perdida y no sabía que hacer con mi vida. Mi hermano Ciro, que sí quería ser actor, estudiaba en una escuela de teatro, así que seguí sus pasos a pesar de mi timidez y del “yo no valgo para esto”. Pero descubro el escenario, veo que crezco y me encanta. A partir de ahí empiezo un camino yo sola, que es de lo que me siento más orgullosa, de ir a agencias de representación, de buscarme la vida, de hacer quinientos mil castings en los que me decían que no, de insistir. Mi madre bastante tenía con lo suyo para enchufarme. No fue fácil, porque cuando empiezas te dicen cosas que no te gusta oír, te dicen que no. Luego salió el programa de Antena3 Desesperado Club Social y me fui labrando como actriz

El no es difícil de digerir. A día de hoy, y a mis 43 años, sigo estando en contacto con el rechazo a diario. Haces castings para proyectos en los que pones toda tu ilusión y no te quieren, te dicen que no. Te siguen rechazando. Aceptar eso no es nada fácil, sobre todo cuando necesitas el trabajo para comer, para vivir… Es complicado mantener la autoestima colocada, tanto para el rechazo como para el éxito, tener el ego en su sitio. Lo bonito de esta profesión es colocar la autoestima y el ego en el lugar que corresponde, no venirse arriba o hundirse en el éxito ni en el fracaso.

Hoy en día hay una preocupante a adjudicar papeles por el número de seguidores. Esto me parece terrible. Es algo que se ha instaurado en las generaciones y sobre todo en los productores: ante dos actrices con el mismo perfil van a coger a la que más seguidores tenga. Y es un error, porque equiparan el talento con el nivel de cotilleo que tenga la gente hacia ti, es decir, que acumules miles de seguidores no implica que estos compren una entrada para ir a verte al teatro o al cine. Hay muchas actrices y actores con montones de seguidores y luego su película o su obra de teatro ha sido un fracaso. Me parece que necesitamos encontrar el equilibrio y hay actores con muchísimo talento que no tienen redes. ¿Vas a dejar de contar con ellos? Ahora nos ponen por contrato que debemos hacer la promo por redes cuando esto ya te sale de manera natural. Si tú estás en un proyecto, obviamente lo vas a promocionar. Pero tú puedes ser muy buen actor y muy mal vendedora. En mi caso, no sé hasta qué punto exponerme o no, me hago efecto cueva y me paso días sin aparecer y luego digo no, hay que vender, hay que darle de comer al tamagotchi que hoy en día son el instagram y las redes. Luego a la gente lo que le interesa es mi vida personal. El trabajo, las fotos… funcionan muy poco en redes. Antes las celebrities teníamos cierto aire de misterio que era por lo que te gustaba ver a la estrella de Hollywood y ahora estamos ahí dando los buenos días a la gente. Las redes son las nuevas revistas de cotilleo.

Contabas que si el público te conociera en persona comprobaría que no eres tan cool… A lo que me refería es que igual te enamoras del personaje. En Machos Alfa te enamoras de Luz, ella que va siempre monísima, de punta en blanco… Pero Kira Miró no sale así a la calle. Kira, en su día a día, igual va sin peinar, sin maquillar, con una camiseta y unas bambas. Lo que digo es que tú esperas ver a alguien muchísimo más alta y muchísimo más producida y no. Muchas veces no es que decepcione sino que dudan si soy o no soy. Desde que salgo por la puerta de mi casa estoy siendo juzgada. Por eso me gusta tanto irme fuera y viajar, porque me desprendo de esa mirada del otro. Soy ciudadana anónima del mundo y eso como que me relaja muchísimo.

Como comentabas, empezaste en el 99 en Desesperado Club Social junto a Christian Gálvez, un programa muy gamberro que con el tiempo se ha convertido en icono generacional. No tenía esa idea entonces. Sí a posteriori, porque mucha gente de mi generación me recuerda por Desesperado Club Social. Y me digo que lo mismo marcamos una época, porque además era un programa muy cañero, hacíamos pensar a los jóvenes, no atontaba ni los trataba como a borregos. Yo en este momento estaba felicísima; hacía el ridículo encantada de la vida y me relacionaba con artistas increíbles. Ahora ya no tenemos programas así: es todo reality, cotilleo y cuanto más friki mejor.

El kitesurf te vuelve loca. ¿Algo más? Me apasiona, me engancha, me encanta… Esa sensación de libertad, velocidad, en comunión con la naturaleza, el mar y el viento me parece una pasada. Es mi pasión. Todo lo que sea viajar y escaparme me gusta. También la música en directo e ir a conciertos. De puertas para dentro… En realidad soy superhogareña: me encanta estar en casa, tranquilita viendo una buena peli. 

¿Tus proyectos para 2024? Estrenar Machos Alfa. Luego, en primavera, Perverso (la segunda parte de Parrot) en Prime Video. En junio llegará Quién es quíén, una película que es una comedia familiar maravillosa, y creo que en agosto, Odio el verano, otra película, también comedia. 

Realización: Prado Núñez