Al igual que el Día del Padre, el de la Madre tiene una historia muy ‘casual’ detrás. Hay quien lo vincula con la religión, pero lo cierto es que esta fecha, tal y como la conocemos, tiene unos orígenes mucho más cercanos, si por ello entendemos la segunda mitad del siglo XIX. Es entonces cuando en Boston (a los estadounidenses de les da muy bien crear días especiales; saben mucho de marketing), Julia Ward Howe organizó una marcha y un evento religioso al que estaban invitadas todas aquellas madres cuyos hijos habían fallecido durante la Guerra de Secesión. Y fue un gran éxito de crítica y público. Así que Julia tuvo la idea, pero una tal Anna Reeves Jarvis recogió el guante y la desarrolló, pensando que por qué no institucionalizar la fecha y hacer algo mono, no solo en Boston, sino en todo el país. Barriendo para casa, dijo que el día señalado debía ser el segundo domingo de mayo, que fue cuando falleció su propia progenitora. Así que empezó a contactar a personas influyentes hasta que, a principios del siglo XX, un presidente norteamericano por fin le hizo casito. En España, el Día de la Madre se celebraba en diciembre, coincidiendo con la Inmaculada Concepción como buen país católico que se declaraba entonces. Luego, para que no todas las fiestas coincidieran en la misma fecha, se pasó a mayo (algunos países van al ritmo de España y lo ubican el primer domingo de mayo mientras que son muchos los que han conservado la fecha original del segundo domingo). Y un dato curioso: las flores continúan siendo el detalle estrella según las encuestas. Si van acompañadas de algo más, mejor todavía, así que aquí te sugerimos varias opciones para triunfar…. O para pedir por esa boquita si estás en el lado de las homenajeadas. Y le añadimos un plus: un regalo conforme a las inquietudes de quien lo reciba. Acierto seguro.