No se acaba de entender por qué, siendo la mujer la principal consumidora de productos de moda, un 300% más que los hombres, la industria esté dominada por el sexo masculino. Y hablamos no solo de las marcas de alta costura, sino también de las grandes cadenas low cost. Una sorprendente realidad, como recoge el informe The Glass Runway (La pasarela de cristal, juego de palabras con el concepto de techo de cristal acuñado por el movimiento feminista), impulsado por el Council of Fashion Designers of America, Glamour y McKinsey & Co.