Eva y Pablo son pareja. Debido a una serie de catastróficas desdichas, él acaba denunciado por maltrato. Aunque niega la mayor, y su chica también, ambos acuden a una terapeuta, Laura, que se encarga de tratar casos de violencia de género. Esta es la premisa de Solo una vez, donde Álex García y Silvia Alonso son el dúo protagonista y Ariadna Gil, la psicóloga que lleva el caso. Hablamos con Silvia sobre una película que supone el cuarto proyecto en el que coincide con Álex tras Tierra de lobos, Tiempos de guerra y Hasta que la muerte nos separe.
Foto: Juan Carlos MauriSilvia lleva chaqueta y falda de MSGM (msgm.it), sandalias de Hugo Boss (hugoboss.com) y pendientes de Quebec (a la venta en etsy.com).
Imagino que, a estas alturas, a Álex y a ti os bastará con miraros para saber por dónde respiráis cada uno.
Es uno de mis mejores amigos. Hay algo bonito en trabajar juntos e ir creciendo a la par como personas y actores. Nos conocemos muy bien, sabemos lo que nos pasa, compartimos experiencias… Lo nuestro es parte de una base que no tienes que crear porque ya viene dada. Puedo decir que en esta película ha sido maravilloso preparar los tres (sumo también a Ariadna) y rodar juntos. Solo una vez hubiera sido una película muy distinta si no hubiera existido esa conexión, entrega e implicación que teníamos. Han sido dos compañeros maravillosos y generosísimos. Al margen de la historia que contamos, nos reímos mucho y conectamos muy bien.
Con Ariadna tienes escenas muy intensas que funcionan estupendamente. Parece que os habéis tomado la medida.
Cuando actúas, el foco no puede estar en “hago mi trabajo y me da igual lo que haga el otro”. Si lo mío está bien y lo del de al lado no, la cosa no va a resultar. Yo no entiendo otra manera de trabajar más que mirándonos, generando complicidad y contando lo mismo las dos personas. Aunque hay de todo, estas escenas se sostienen porque el guion está muy bien escrito y contado. Y luego, evidentemente, está el trabajo que hay detrás del texto; la verdad es que cuando te dan un texto así es un gusto trabajarlo.
Vayamos al argumento. En el comienzo del metraje, tu personaje niega que haya sufrido maltrato. Como la vida misma.
Si te digo la verdad, más que la negación hay algo de no ser consciente de lo que te ocurre. Al principio no entendí por qué este personaje no pasaba por según qué estados, por qué decía determinada frase o desde dónde la decía. Fue algo que me atrajo bastante del proyecto: intentar entender qué es lo que le ocurría. Hablamos con una psicóloga y luego yo tuve charlas con mi terapeuta. Todos me abrieron mucho los ojos. No es solo que acabes entendiendo lo que estás contando, es que esas mecánicas que ves en la película, esos bucles, esas negaciones… Yo todo eso ya lo he presenciado. No se puede decir que lo haya vivido, pero sí es cierto que he podido adoptar dinámicas que podían llegar a ser tóxicas y que he dado por normales en mi vida. También he visto comportamientos como las de la película en otras personas y hasta yo he llegado a justificarlas. Hay algo ahí de lo que cuesta darse cuenta. Da igual que alguien lo vea desde fuera: el simple hecho de asumir que la persona que te ama y a la que amas te trata de esa manera es algo muy complicado de entender.
Foto: Juan Carlos MauriSobrecamisa y pantalón de Samsøe & Samsøe (samsoe.com), zapatos de MSGM (msgm.it) y pendientes de Quebec (etsy.com).
Es difícil reconocer la realidad y además cambiarla.
Las mujeres que sufren violencia de género tienden a aislarse porque no quieren escuchar lo que les dicen los demás. Al final caen en ese aislamiento del que es muy difícil salir. Yo he tenido un gran viaje con esta película porque he vivido situaciones así con personas cercanas.
Parece que estamos más abiertas a denunciar públicamente.
Pero sigue pasando. Este último mes ha sido una locura. Abres las noticias y ves que continuamente matan a mujeres. El hecho de denunciar no ha logrado que deje de ocurrir. Hay algo muy tenebroso en todo esto tipo “cómo me va a ocurrir a mí” que es lo que le pasa al personaje de Eva. Pero hay unas bases ahí, unas dinámicas de celos… Tenemos que trabajar para crear relaciones de no dependencia porque antes de la violencia en sí se dan otros muchos episodios que se pueden detectar. Un trabajo muy importante de la película es lograr que las mujeres se vean reconocidas. Si Solo una vez consigue abrirle los ojos a alguien, maravilloso.
¿Hubo algo que te sorprendiera en esas charlas con psicólogos de las que hablabas?
Una cosa que me dejó muy loca es esa manera de someter al otro mediante gestos bonitos: te regalo esto, te llevo a cenar a este sitio… Y tú entras en un bucle de vale, mi pareja es así pero mira todo lo que está haciendo por mí. Cuando me lo contaron me pareció terrorífico, porque en realidad, si te quejas de esos gestos bonitos te llaman loca. Es algo que no me hubiera planteado si no hubiera rodado esta película.
La violencia de género te ha tocado la fibra, pero seguro que no es la única causa que lo ha hecho.
El medioambiente también me preocupa. Nos estamos cargando el planeta y a veces me dan ganas de tirar la toalla y decir, “pues mira, a ver si nos extinguimos…”.
Foto: Juan Carlos MauriTraje de Mans (mansconceptmenswear.com). Estilismo de AIGO y maquillaje de Bosco Montesinos x Armani.
¿Nos puedes contar en qué andas ahora o es secreto de estado?
Puedo, puedo. Estoy rodando una serie que se llama Fuerza de paz, para Televisión Española, y en noviembre estreno Veneciafrenia, de Álex de la Iglesia.
¿Cómo te llevas con la moda?
Antes me preocupaba más. Me encanta, pero he llegado a obsesionarme por las tendencias y ahora primo la comodidad. Antes quería tener muchas cosas y hoy soy más selectiva con la ropa que compro; me he relajado un poco en ese aspecto. En el preestreno de Solo una vez me puse tacones y pensé: “para qué”. La tiranía de la moda la llevo muy mal.
¿Qué te gusta hacer cuando no te vemos?
La tranquilidad, el campo, el mar, la montaña… También hacer deporte o viajar. Esto último es lo que más hago cuando no trabajo. Y poco más. Bueno, sí, ver vídeos de granos. Es una de mis rarezas (risas).