En la cultura cristiana, el color amarillo siempre ha traído mal fario, sobre todo porque se le asociaba a la combustión del azufre de los populosos lagos del infierno. Luego, tuvo que morirse el genial Molière vestido de amarillo para que en el mundo del teatro, y por extensión todo el showbiz hasta hoy, huyera de vestir de amarillo como de mentar al diablo.
Llega el Yellow Day
Ha tenido que ser la meteorología, apoyada por la psicología, la que venga al rescate del amarillo para nombrar al que consideran el día más feliz del año. ¿Y cómo es esto posible? Por la confluencia completamente verificable de varios factores: ser el día con más horas de luz (por ejemplo, en Madrid habrá 15 horas y un minuto de día, y en Barcelona, 15 horas y 16 minutos), tener temperaturas más que agradables y estar en la antesala de las merecidas vacaciones de verano.
Por una vez, el concepto no proviene de ninguna universidad o gurú anglosajones, sino de la web Tiempo.es, que ha promovido este día y este nombre en contraposición al 19 de enero, clasificado como el Blue Monday, el día más triste del año según otra formula matemática.
Sea como fuere, todos nos hemos criado con la felicidad amarilla de Los Simpson. Es el color del sol, del plátano de Canarias, de los emoticonos y de la cerveza. Está en la bandera española, Amal Clooney lo llevó a la boda de Meghan Markle y el príncipe Harry y Sara Sálamo para otra boda en Sevilla. Hasta Los Minions han conseguido hacernos olvidar a golpe de amarillo el saturado azul de Los Pitufos.
Así que si mañana te sientes feliz, diga lo que diga tu horóscopo, ya sabes el por qué: es el Yellow Day.