Durante muchos años fue chica Disney. Durante también bastantes, la celebrity con más followers en Instagram (puesto que le arrebató Kilye Jenner). Hoy, a punto de cumplir 30 años (en julio), Selena Gomez se ha reinventado a sí misma como una mujer serena, que ha aprendido a discernir qué es lo que de verdad le conviene, que se preocupa por la salud (también mental) y reivindica su puesto de honor entre lo más alto del ya de por sí muy alto Hollywood.
Probablemente muchos la recordarán por aquella serie llamada Los magos de Weverly Place, donde era la hermana rebelde de una familia a la que la magia se les daba casi divinamente. Cosas de la genética. El show estuvo cinco años en antena y fue durante las últimas temporadas cuando la actriz decidió probar suerte en la música acompañada de una banda. El proyecto se llamó Selena Gomez and The Scene y se prolongó de 2009 a 2012. Dos años después, la ahora también cantante voló sola. Claro que, como chica Disney que se precie, el camino de su vida ha estado plagadito de piedras. Como si de una profecía autocumplida se tratara, esta texana, de ascendencia mexicana y cuya madre la tuvo con solo 16 años, contó que Britney Spears (sic) era su referente a la hora de abrazar la edad adulta. Desconocemos si fue peor idea decirlo o pensarlo. Sea como fuere, de adolescente Selena llegó a formar una alegre pandilla con otros chicos muy conocidos, Demi Lovato y los Jonas Brothers. Lo peculiar del grupito es que todos lucían el anillo de castidad que les conminaba a llegar vírgenes al matrimonio. El propósito les duró a todos más o menos lo que un whisky on the rocks, aunque la razón de Selena era muy poderosa y se llamaba Justin Bieber. Con el cantante vivió una turbulenta historias de idas y venidas, peleas y reconciliaciones que no terminaron hasta el matrimonio de Justin con Hailey Bieber. Entre medias, Selena contó que tenía lupus (pasó por un trasplante de riñón), vio nacer a sus dos hermanas (una por parte de madre y otra por parte de padre) y estuvo más de una vez en rehabilitación, según declaró, por agotamiento, ansiedad y depresión. A raíz de la pandemia confesó que también le habían diagnosticado bipolaridad. Todo esto unido la ha llevado a crear Wondermand, una especie de plataforma para hablar y visibilizar los problemas de salud mental y los trastornos relacionados con ella. Aventura que sumar a otras muy relacionadas con el mundo empresarial porque a esta chica lo que le gusta es diversificarse: tiene una productora, en su día sacó una línea de ropa y una colección de bolsos con Coach, cuenta con su propia marca de belleza (Rare Beauty) y acaba de lanzar una línea de ollas de cocina (muy cuquis por cierto) aprovechando su exitoso programa Selena +Chef, de HBO Max, y donde la estrella pone en práctica recetas de cocina guiada por reputados chefs.
Aburrirse no es que se aburre. Por cierto, este mes regresa a las pantallas con la segunda temporada de la serie Solo asesinatos en el edificio (Disney+) que, faltaría más, también produce. Y amenaza con volver a comerle la tostada en Instagram a Kiley Jenner, que ahora suma 336 millones de followers mientras Gomez alcanza los 318 millones… pero después de abandonar varias veces la red y retomar actividad pasado un tiempo, cuando le ha salido de dentro. Una reina.