Miriam Núñez Del Bosque
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Las bodas parecen algo lejano y casi utópico, aquel acontecimiento anulado o aplazado que produce, en la situación actual, sentimientos temerosos y emocionantes en la misma proporción. Los vestidos de invitada que se compraron para las nupcias de primavera-verano 2020, ahora estarán guardados en un bonito armario, dentro de su portatrajes y tal vez con la etiqueta todavía puesta. Esos diseños elegantes comprados para la importante ocasión, no han tenido la oportunidad de ser elegidos en el día a día pues su visible y complicada sofisticación no los hace aptos para momentos tan informales.
Puede que se sueñe con un ornamentado diseño de Ralph & Ruso, un vestido corto de Saint Laurent o un romántico Jenny Packham, Monique Lhuillier o Carolina Herrera. Otros preferirían un llamativo Gucci, un floral Valentino o un original Reem Acra u Oscar de la Renta. Aun así, siendo realistas y coherentes con las atípicas circunstancias, lo más lógico en estos momentos es decantarse por modelos menos distinguidos (y sí versátiles) que puedan funcionar en diferentes ocasiones y no sean un vestido limitado a un solo uso.
Firmas como María de la Orden Studio cuentan con diseños exquisitos y refinados que pueden usarse en momentos importantes así como a diario. Otras como Sophie and Lucie, VienSo o Bleïs Madrid, tienen elegantes trajes de chaqueta y pantalón que son perfectos para llevar a una boda y, más tarde, al trabajo. La marca Michonet crea vestidos más relajados y femeninos para una invitada bohemia y Eiko Ai, diseños más modernos y peculiares.
La clave está, sin duda alguna, en los complementos. Con el mismo vestido, para un casamiento elegiría unas joyas vistosas de Gold&Roses, Cartier o Rabat. En los pies, unos zapatos delicados de Roger Vivier, Aquazzura, René Caovilla o Amina Muaddi. En la cabeza (y si es de día), un tocado de Philip Treacy, Merve Bayindir o Mimoki. Y en la mano, una cartera de 13BC, Alaïa o Rosantica. El pelo en estas ocasiones requiere un moño bajo, unas ondas al agua o una fina coleta. Y el maquillaje debe ser lo más natural posible.
En cambio, si esa prenda fuera a ser usada en una coyuntura más informal, lo mejor sería combinarla con unas joyas minimalistas de Sansoeurs, Deassín o Sofia Dido. En cuanto a calzado, elegiría unas sandalias planas de Hermès, Frambuã, Bohemian o Beyton o si se prefiere algo de tacón, unas alpargatas de cuña de Castañer, Rouje o Calitas. Y como complemento, un bolso cesta de Hereu, una bandolera pequeña de Labienhecha, un diseño divertido de Gimaguas o uno más clásico de Leandra Bags. El cabello, en este caso, lo mejor es llevarlo sin demasiada preparación y con un aspecto más desenfadado.
En esta selección podrás encontrar vestidos, monos, trajes y faldas que, por su estética versátil, pueden llevarse en más de una ocasión.