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Los 90 en la moda es como el Renacimiento para el arte, una de sus épocas doradas, palabras mayores. De ahí que su inspiración haya traspasado las fronteras posteriores, ya estén medidas en décadas o en siglos, hasta llegar a nuestros días. Kate Moss o Naomi Campbell son nombres que siguen vigentes tres décadas después y no es por casualidad.
Explotaban todas las virtudes del talento de los diseñadores de la época y sabían explorar como nadie nuevos horizontes con los que llamar la atención. Y no siempre era necesario hacerlo con prendas muy exageradas como los corpiños o los tacones interminables; nadie como ellas ha sido capaz de demostrar que lo más sexi puede ser a la vez muy cómodo e incluso casual.
Nadie como ellas, en definitiva, para deslumbrar con los vestidos de seda, que ahora están de vuelta.
EL REGRESO DEL SLIP DRESS
Aquellos diseños que pasaron a la historia por cómo caían sobre las esbeltas figuras de las modelos, con la seda como deslizando por su piel acariciándola casi de forma erótica, tenían en la confección la otra mitad de su secreto. De corte sesgado, con los patrones del vestido a lo largo de la tela formando ángulos en vez de ir simplemente hacia arriba y hacia abajo, conseguían ese aspecto de estar pegajosa y drapeada a la tela, como si se curvara, aportándole más naturalidad y sensación de libertad al vestido.
Tras unos años en los que el slip dress, entonces de aire lencero por esas características del tejido tan peculiares y por los tirantes finos con los que se remataban la mayoría de ellos, ha permanecido hibernando, ya ha despertado de su letargo y está saliendo de la madriguera para ser uno de los protagonistas de la temporada estival.
Y nosotras, al estar tratando con una de las señas de identidad de las musas de los 90, tenemos claro que para inspirarnos lo mejor es acudir a ellas, y esto es justo lo que hemos hecho antes de rastrear el mercado de las low cost para escoger una selección de nuestros favoritos.