Sonaba el piano y en un escenario de luz tenue aparecía la modelo Nieves Álvarez. Seria, medio cabizbaja y ataviada con un mono ancho de pronunciado escote en uve, un abrigo de corte asimétrico con capelina y detalles brillantes y unos guantes de cuero largos que dejaban ver sus dedos al descubierto. El front row se relaja y Álvarez mira a su izquierda para optar más tarde por el camino que se le abre paso a la derecha, donde brota la música. El espectáculo solo acaba de comenzar.
Negro, blanco, crudo y dorado han sido los protagonistas de la paleta de color que el diseñador Stéphane Rolland ha utilizado en la colección de primavera que ha presentado en la Semana de la Alta Costura de París, una de las citas más aclamadas del calendario de la Haute Coture. Las ondas, las transparencias, las pronunciadas simetrías, las acentuadas curvas y los tejidos que evocan una fluidez que se deja sentir han sido los elementos estrella en esta ocasión para el diseñador francés, que creó su firma de prêt- à- porter en 2007 y que desde entonces ha seducido con su personalidad única a artistas y celebridades de distintos rincones del mundo.
Rolland trata siempre de ofrecer una versión moderna de la alta costura y una vez más lo ha conseguido. Solo un traje rojo intenso y un largo vestido de cola con estampado de cebra se descolgaban de la colección llamando la atención de forma elegante y discreta. El piano no cesó y el final del desfile fue el fin de un sueño, un despertar suave y melódico. ¡Qué bonita la moda que cuenta historias!