Cada alfombra roja es distinta. Y en cada edición, las caras de los protagonistas, las tendencias y hasta las parejas cambian. También en el desfile de glamour que precede a la entrega de los premios Oscar. Pero si en la última década había una firma de moda perenne esa era Marchesa. Hasta hoy.
La maravillosa marca de vestidos de ceremonia vive bajo un veto tácito. ¿La causa? La vinculación de una de sus fundadoras, Georgina Chapman, con el caso de acoso, abusos sexuales y violación de su exmarido, el antes todopoderoso productor de cine Harvey Weinstein. La condición de depredador sexual de Weinstein, en hechos desvelados en octubre pasado por The New York Times, pero conocidos sotto voce por la toda la industria, han supuesto un vuelco en la lucha feminista en Hollywood y en todo el mundo.
Movimientos como Time's Up, impulsado por grandes nombres femeninos del cine, como Meryl Streep, Gwyneth Paltrow, Jennifer Aniston, Reese Witherspoon o Shonda Rhimes, han transformado cada gala en un altavoz de denuncia. Empezando por aquello que más atrae la atención de esa entrada de invitados VIP: los vestidos.
Elegir el negro como color proclama o algún complemento al que se sumaran todas (y todos), ha sido norma estas últimas semanas de premios, sean los Globos de Oro, los Bafta o nuestros Goya. Pero ante el consiguiente riesgo de que la alfombra roja se volviera una aburrida procesión funeraria, Time's Up ha comunicado que en la 90 edición de los premios Oscar estarán presentes pero no como dress code.
Un dress code del que ha quedado borrado Marchesa. La firma ha querido lavar su imagen declarando su intención de apoyar el movimiento Time's Up. Pero todavía duelen las sospechas de connivencia de la diseñadora con los delitos de que se acusa a su ya exmarido (un divorcio que se ha llegado a tasar entre 15 y 20 millones de dólares). Tanto escuece, que Marchesa decidió en febrero dar un paso atrás y suspender su participación en la Semana de la Moda de Nueva York.
Eso no ha significado que la marca haya parado su colección otoño-invierno 2018. Aunque esta vez se ha conformado (la necesidad aguza el ingenio) con realizar un magnífico editorial fotográfico de Norman Jean Roy para su cuenta de Instagram y prensa.
La colección abunda en los pilares de la marca, en diseños de cuento, con volúmenes exquisitos, capas de organza, volantes y exuberantes flores bordadas. Sin duda, un estilo que echaremos de menos en la alfombra roja de los premios Oscar. No sabemos por cuánto tiempo.