No todos los vestidos encajan con todo tipo de mujer. Cada persona tiene unas formas, un color de piel, de pelo y unos rasgos que la hacen diferente y que, como consecuencia, hacen que unas cosas le favorezcan más y otras menos. Algo que no es fácil en absoluto y que requiere años de práctica o un buen estilista detrás. Dos conceptos que las actrices que suelen pasear por la alfombra roja de los Oscar tienen más que controlados. No obstante, no todas lo demuestran así y este año tenemos nuestra pequeña selección de desastres estilísticos, elecciones que nos cuesta entender.
La primera es la de Salma Hayek. La actriz ha elegido un vestido de Gucci que no encaja con ella en absoluto y que además no ha sabido interpretar correctamente. Por si los brillos del diseño no fueran suficientes ha añadido un clutch plateado que hacía aún más llamativo el look y, además, ha optado por un borgoña para los labios totalmente en discordancia con el rosa del vestido.
Algo parecido le ha ocurrido a la actriz Whoopi Goldberg. Su vestido es original y sofisticado y su estampado podría habernos conquistado... Pero no lo ha hecho porque en absoluto es un diseño que cuadre con su figura y sobre todo porque añadir unas gafas de sol a un vestido de ese tipo es todo un sacrilegio.
Otro ejemplo es la cantante St. Vincent que se ha decantado por un arriesgado vestido de Anthony Vaccarello para Saint Laurent. Un modelo con el que triunfas o caes en picado. Y esto último es lo que ha conseguido ella –y todavía más con un tocado que no se entiende en el conjunto– creando un estilismo total black que rozaba lo lúgubre. Muy similar al efecto que ha logrado Taura Stinson –pero con algunos toques de brillo que tampoco han logrado arreglar mucho la situación– y Lindsey Vonn –con un vestido que lo mezclaba todo (flecos, tul, transparencias...) pero no acertaba con nada–.
Por otro lado, encontramos las personas que abusan del total look, estilo en el Agnès Varda se ha llevado la medalla de oro en esta ocasión. Juntar pantalón, chaqueta y kimono en un estampado demasiado atrevido y recargado solo puede tener como resultado el estrambótico estilismo de la directora belga.
Y cerramos con los volúmenes, una de esas opciones en las que hay que tener muy seguro que son un acierto y si no se está, dejarlas de lado. La cantante Andra Day y la actriz Rita Moreno son dos ejemplos claros de lo que no hay que hacer. La primera con un vestido pomposo y estampado que bien parecía una cortina, y la segunda con una apuesta que podría haber salido de Las Meninas de Velázquez.