Después de haber tomado nota sobre los estilos que nos gustan y favorecen, hay algunos detalles que necesitas saber para convertirte en una experta en gafas de sol.
No todas las lentes son iguales. A veces podemos olvidar que no solo es importante su diseño o si nos favorecen o no: también lo es, y mucho, la calidad de sus lentes. Fundamental: leer las etiquetas y comprobar que bloquean los rayos UVA entre un 98% y un 100%. Hay cuatro tipos:
1. Espejadas: Aportan protección especialmente alta, ya que su capacidad para bloquear rayos nocivos es mayor que en la mayoría de las lentes.
2. Polarizadas: Especialmente beneficiosas para la práctica de deportes al aire libre. La explicación: incluyen filtros que reducen de forma notable los reflejos.
3. Tintadas: Las lentes oscuras son las mejores para días -o climas- soleados y luminosos. En el caso de las claras, como las amarillas o las rosas, solo se deben utilizar en situaciones de menor luminosidad.
4. Degradadas: Si el degradado es sencillo (de arriba a abajo), son buenas cuando la luz viene desde arriba. El degradado doble (de arriba a la mitad y de abajo a la mitad) es óptimo en casos de luminosidad que llega de abajo, como ocurre cuando paseas por la nieve.
Además, es importante que sepas que no debes de ponerte las gafas en la cabeza, es una muy mala costumbre con la que hay que terminar. ¿Las razones? Las patillas se abren, las lentes se ensucian con la grasa y, además, los pelos se enganchan en los pequeños tornillos. La alternativa: llévalas colgadas con una de esas tiras tan de moda o, sencillamente, dentro del bolsillo frontal de tu camisa, blazer, o camiseta.
¿Lo importante? Saber que tienes que elegirlas a conciencia, valorando todos los factores que ehemos, si lo que quieres es acertar.