El pragmatismo y la artesanía son dos pilares sobre los que se ha construido la identidad de Bottega Veneta. Su universo gira en torno a los bolsos, así ha sido y lo seguirá siendo porque de estos nace la inspiración para crear una moda atemporal que prioriza la calidad, el estilo y también la practicidad de los diseños en si mismos. Ver una colección de la Casa italiana es como contemplar el armario idílico para una mujer del siglo XXI, prendas aparentemente sencillas pero que esconden el secreto silencioso de una evolución contemporánea en la confección y los materiales utilizados.
La Semana de la Moda de Milán ha sido el debut de Matthieu Blazy como director creativo a cargo de Bottega Veneta y ha rendido culto a la tradición basando las novedades presentadas en el cimiento del pasado sobre el que se construyó la identidad la Firma.
Lo que a simple vista podía parecer un desfile de prendas cotidianas, se convertía en toda una experiencia sensorial para quienes tuvieron la suerte de presenciarlo en directo. Las técnicas y los materiales utilizados para la confección de cada diseño entrañan una historia detrás, ¿que de qué hablamos? De la manera en que la piel ha sido tratada para convertirse ópticamente en tejidos como el tejano o el popelín de camisa.
Sí, así es. Ese vaquero low rise que veíamos combinado con una camiseta sencilla blanca, no es un vaquero sino un pantalón de cuero flexible estratégicamente tratado, al igual que las camisas masculinas de aires business están confeccionadas en nobuck, como los bolsos trenzados. Un mismo material, acabados que nada tienen que ver con lo que estamos acostumbrados a ver.
Estos trampantojos se concebían con la idea de transmitir una sensación de ligereza y movimiento que junto a materiales como las franelas de lana o el tejido Leavers abrazan a quien lo lleva puesto para que sienta que en si mismo está la decisión de cómo moverse, cómo ver la vida y cómo encontrar en los objetos cotidianos ese matiz de lujo y distinción que llega a emocionar.Una obra maestra.