Después del desfile de Dior del pasado lunes en París, pocas cosas pueden llegar a sorprendernos. Cuando apareció sobre la pasarela una modelo con un vestido negro de fiesta con guantes de motorista por el codo creímos haber visto todo, pero entonces llega Balmain solo 48 horas más tarde y convierte esas sutiles pero impactantes pinceladas del mundo del motor en toda una colección que roza la Alta Costura.
La propuesta comenzaba con diseños en blanco que recordaban a ropajes de aire medieval e incluso a vestimenta propia de la práctica de esgrima, con protecciones frontales acolchadas, pantalones muy ceñidos similares al cuero y camisas vaporosas, referencias que iban mezclándose con la corriente protagonista, el mundo motero, según aparecían los modelos sobre la pasarela.
La colección cobraba color de una forma muy discreta, detalles dorados, prendas en rosa o azul pastel, pinceladas negras... hasta que rompía por completo con los estilismos más atrevidos y futuristas que aparecían para poner el punto final. Pero antes nos ha dejado looks que bien podrían tener cabida en una carrera de MotoGP (eso sí, sería la competición más fashion jamás celebrada). La inmersión en este universo ha sido tal, que incluso algunos vestidos ceñidos y monos de punto se estampaban con un tie-dye que recordaba a manchas de gasolina sobre el propio tejido.
Este delirio de motor futurista culminaba con la cápsula de noche. Vestidos estructurales en línea con la colección principal pero con un giro más de tuerca, algunos de ellos parecían brillar con luz propia por el uso de colores neones y fosforescencias que combinados con tules y faldas extra voluminosas creaba un efecto incluso elegante.
Nunca un mono de motorista había resultado tan lujoso, ¿lucirá Rosalía alguno de estos diseños para la futura presentación de su disco 'Motomami'? Nosotras creemos que podría ser un gran acierto esta fusión de mundos, y es que después de todo parece que han compartido inspiración para sus respectivos trabajos.