La sonada irrupción de las zapatillas en nuestro día a día provocó que las bailarinas fueran destronadas de su primer puesto del ranking de calzado cómodo por excelencia. La moda deportiva le restó entonces méritos a estos zapatos planos inspirados en el mundo de la danza. Un diseño que conjugaba a la perfección con faldas o pantalones cropped, como llevaba Audrey Hepburn allá por los años 50 y 60 (incluso sorprendió al lucir uno de estos diseños el día de su boda con el psiquiatra Andrea Dotti), y que aportaban elegancia a cualquier look sin tener por ello que seguir con la tiranía de los tacones.
Gtres
Olivia Palermo, Alexa Chung o Miranda Kerr son solo algunos de los nombres propios de las que supieron recoger el testigo de la desaparecida actriz a la hora de llevar este calzado en la primera década de los 2000. Un calzado que comenzó siendo redondeado por tener en las puntas de ballet su origen pero que ha explorado a lo largo de todos estos años un sinfín de territorios.
Ahora lo encontramos acabado en punta, con tiras, destalonadas, bordadas, abiertas por delante, repletas de incrustaciones y, por supuesto, en un sinfín de materiales y colores. Y es que, pese a que muchos crean que no son capaces de dar juego en nuestro armario, la realidad es que las bailarinas son ese complemento joya al que siempre se puede recurrir.
LA PRIMAVERA, TIEMPO DE BAILARINAS
Puede que no estilicen tanto como unos stilettos pero nadie puede negarles el confort que aportan a nuestros pies cuando las altas temperaturas hacen su aparición. Es por eso que la primavera es sin duda su mejor contexto y que su radio de acción es de largo alcance ya que aprueba con nota tanto apuestas más formales como otras más desenfadadas haciendo gala de esa palabra que tan bien le sienta que es versatilidad.
Motivos más que suficientes por los que deberías darle una nueva oportunidad a las bailarinas... si es que no lo habías hecho ya.