De Tous conocemos sus colecciones, sus hitos de diseño, a las celebrities que han lucido sus joyas con orgullo... pero sus comienzos son patrimonio de los grandes sueños, esos que cimentan las leyendas con final feliz. Si hacemos un viaje en el tiempo, nos encontramos una empresa familiar que tiene su origen en 1920, en un pequeño taller relojero en la provincia de Tarragona. 45 años más tarde, a mediados de los 60, Salvador Tous, hijo del fundador, se casa con Rosa Oriol y ambos deciden hacerse cargo del negocio. Aquella decisión marcó el inicio de un ascenso imparable, íntimamente relacionado con la irrupción de Rosa en un mundo, el de la joyería, que hasta entonces era casi exclusivo de hombres, quienes se encargaban de diseñar y también comprar las joyas para regalar. Tous comienza así una sucesión de éxitos entre los que destaca la democratización de la joyería introduciendo piezas en plata –una revolución en su momento– y convirtiendo sus boutiques en lugares más acogedores.
Hoy, la firma está presente en 54 países y el oso que adorna gran parte de sus piezas se ha convertido en icono. Creado en 1985 por Rosa Oriol y un fenómeno a nivel sociológico durante las décadas de los 80 y 90, no convenció a todos por igual en sus inicios. Cuando Salvador Tous lo vio la primera vez, no le gustó, cuentan en el documental Oso (Amazon Prime), dirigido por Amanda Sans Pantling y presentado en el último Festival de San Sebastián. “Se incluyó en una colección en la que había un coche, un elefante, una casa, una estrella y un corazón. Hoy, solo queda él”, reconoce. Un oso con suerte que ahora es el amuleto de miles de personas.