Quédate con este título: Las leyes de la frontera. La nueva película de Begoña Vargas (San Fernando de Henares, 1999), basada en el libro del mismo título de Javier Cercas, se estrena a principios de octubre y nos trae a la actriz en un registro en el que no la habíamos visto hasta ahora –“me siento muy afortunada porque me están tocando personajes opuestos; cada uno de su padre y de su madre”–. Ella es Tere, la tercera pata del banco (las otras son Zarco y Gafitas) sobre la que se sustenta la pandilla de delicuentes de los 70 que protagoniza la cinta. Cinta que, por cierto, entronca con el género quinqui que tantas alegrías dio al cine español a principios de los 80. “Mi padre me había hablado del tema y yo quise verme todas las películas. Estábamos en cuarentena, así que tuve mucho tiempo para estudiar mi personaje; aproveché y me empapé a fondo. Con él vi Perros callejeros, Chocolate, Deprisa, deprisa, El Vaquilla... Iba apuntando las expresiones de la época para intentar adaptarlas a mi personaje. Ha sido un viaje muy fuerte.”
De todos estos filmes que te metiste entre pecho y espalda, ¿cuál es tu favorito?Deprisa, deprisa. Me gustó porque es la única que tiene a una mujer (interpretada por Berta Socuéllamos) entre sus personajes principales. No solo había quinquis chicos. Intenté copiar cosas de ella. Por ejemplo, su dulzura podría ser la de Tere.
Fotografía: Alberto Saguar Realización: Francesca Rinciari.Other Stories Chaleco de traje; (stories.com).
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¿Y cómo es tu Tere? No te puedo contar mucho para no destripar la ‘peli’. Yo la veo como una tía misteriosa aunque ella no quiera serlo. Lo que pasa es que tiene un mundo interior muy heavy. Hace lo que quiere cuando quiere; una mujer fuerte que se ha criado en la calle y su escuela es la vida. Por eso emana la energía que emana. Parece que lo controla todo. Es muy guay.
Las leyes de la frontera se empezó a rodar justo después de la cuarentena. ¿Volvísteis al trabajo con miedo? De lo que tenía miedo era de quedarme en casa; me iba a morir encerrada. Soy un culo inquieto, una persona nerviosa que necesita hacer cosas. Mientras estuvimos confinados, cada día elaboraba un planning. Me dio por el deporte y la vida sana, aunque yo creo que eso lo hicimos todos. Preparaba batidos de frutas y ese era mi entretenimiento a la hora del desayuno. Hacía zumo, entrenaba, después desayunaba... Me ponía a leer, componía, escribía...
O sea, que también escribes canciones. Tengo algún tema por ahí, pero no sé si llegará a ver la luz. Compongo con guitarra acústica y con el ukelele.
A tu generación le ha dado fuerte con el ukelele. Es un instrumento muy agradecido. Empiezo a componer con la guitarra, pero tengo muy poca formación y exige tiempo. Cuando me canso, cojo el ukelele. Me desestresa. Yo creo que gusta tanto a la gente porque no te hace falta ir al conservatorio ni dar clases para tocarlo. Pones en internet “acordes para ukelele” y ya está.
Antes de la pandemia pasaste unos meses en Los Angeles junto a tu chico, el también actor Oscar Casas. ¿Por ocio o por negocio? No fui por trabajo. Ojalá. Tenía tres meses libres antes de empezar a rodar Las leyes de la frontera y en vez de quedarme en Madrid me dije “voy, retomo el inglés, asisto a clases de canto, de baile...” Nunca había estado en Los Angeles y me gustó, aunque es una ciudad extraña. Te lo venden como que ahí está el todo Hollywood y es donde tú tienes que llegar, pero es muy fría, como un polígono industrial gigante. Eso sí, puedes hacer mil cosas.
¿Cuántas veces te han preguntado en una entrevista si quieres trabajar con tu chico? Cerca de 10.000. Y yo siempre digo que sí, que por supuesto. Óscar tiene mucho talento; quizás sea uno de los mejores actores de este país.
Hablando de entrevistas, una de las palabras que más repites en ellas es “naturalidad”. ¿Qué es para ti ser natural? No forzar las cosas. Me gusta la gente que no se construye un personaje de cara a los demás. Ojo, que la naturalidad no tiene nada que ver con la mala educación. No se puede decir todo lo que uno piensa. Yo lo que quiero es que me escuchen. Si no me puedes escuchar, me lo dices. No hay que tener miedo a expresar nuestro estado de ánimo.
Fotografía: Alberto Saguar Realización: Francesca Rinciari.Moschino Top deportivo; (moschino.com).
H&M Studio Pantalón wide leg; (www2.hm.com).
Tod's Zapatos de tacón estilo mocasín; (tods.com).
Empezaste haciendo teatro musical. Con 13 años eras Éponine en Los Miserables. Tenía función los fines de semana. El teatro llegó a ser como mi casa. Y mi madre venía a verme a todas las representaciones; t-o-d-a-s. Era como mi coach en ese momento. Gracias a sus comentarios me di cuenta de que no es lo mismo lo que tú sientes que lo que percibe el público que te ve.
¿A qué crees que se debe? Es una cuestión de sensibilidad y energías. En eso las mujeres somos más sensibles, tenemos muy buena intuición. Es cierto que la vida también nos ha llevado a estar más alerta. Yo soy de una generación en la que en el cole todavía pervivía aquello de las niñas contra las niñas. Nos han metido en la cabeza que las tías no nos llevamos bien entre nosotras. Yo no tenía amigas; prefería irme a jugar al fútbol. Pero es que el discurso que nos llegaba era ese. De pequeña veía High School Musical y había una chica llamada Sharpay que se pasaba la vida puteando a todas. Y claro, ante un mensaje así, dices “quiero ser como ella y que no me putee nadie”. Lo contrario sería de locos.
Pero tú eres una actriz solidaria. Tenemos entendido que colaboras con la Asociación Índigo. Es una organización que se ocupa de niños huérfanos y que está en una isla en Kenia. Se les proporciona educación, cuidados... Ahora quieren hacer una potabilizadora para filtrar el agua que llega del Lago Victoria y que no se puede beber. Estuve con ellos y fue una experiencia increíble. De hecho, tengo una niña apadrinada llamada Emily. Si pedo ayudar, ahí estoy.
No podemos acabar la entrevista sin preguntarte qué tal te llevas con la moda... Me fascina desde siempre. Estoy enganchada a los desfiles. El último de Versace me encantó. Es que Versace me gusta mucho, tan elegante y tan loco. Difícil compaginar algo así. También me entusiasma la finura de Dior y confieso que soy fan absoluta de todo lo que hace David Koma. Es una maravilla.
Fotografía: Alberto Saguar Realización: Francesca Rinciari.H&M StudioTop estilo corsé y pantalón wide leg de raya diplomática; (www2.hma.com).
Maquillaje y peluquería Natalia Belda para Guerlain y Sebastian.
Asistente de estilismo Piluca Valverde.
Asistente de fotografía Roberto Herrero.
Manicura Nubia Janeth Soacha.