En el desfile de Armani en la semana de la Alta Costura de París, el azul y los tonos metalizados se han convertido en el nuevo negro. A sus 83 años, el maestro, a pesar de lo que opinan los críticos más críticos, se actualiza al fusionar los diseños más clásicos con nuevas tendencias, como las transparencias y las lentejuelas.
El arte en el hacer y la delicadeza en cada vestido son las cualidades que dan lugar a las piezas de arte de Armani. No hay detalle que al diseñador se le pase por alto. Cada uno de los brillantes que forman parte de los trajes que hemos visto en el desfile se han colocado a mano. Los tejidos más finos toman forma y cuidadosas costureras se encargan del trabajo. Con todo y con ello, el diseñador alcanza su máxima: la de dar vida al arte.
Una colección inspirada en cataratas, en los cielos de una noche despejada. Una colección que con el azul del agua ha teñido sedas y organzas. Una colección que ha creado constelaciones a partir de lentejuelas. Una colección que no pierde la pista a los aires orientales característicos de la casa pero que se renueva y nos recuerda que... la moda nunca muere, solo se transforma.