El frío ya ha llegado y con él hemos recibido un año más el cambio de armario. Nos hemos despedido de los biquinis, camisetas de tirantes y pantalones cortos y estamos a punto de dar la bienvenida a los jerséis, gorros, bufandas y, cómo no, a los abrigos. Estos últimos son probablemente la prenda a la que más utilidad le damos durante el invierno. Nos acompaña siempre que salimos de casa, de inicio a fin de la temporada invernal y, por eso debemos escoger muy bien cuál será nuestro imprescindible este año.
A la hora de comprar un abrigo tenemos dos opciones: optar por versiones low cost para poder comprar varios y así ir cambiando según nuestros outfits, o escoger uno solamente pero de un precio superior, es decir, lo que se conoce como invertir en una prenda de calidad.
Independientemente de la opción que elijas (pero aún más si te decantas por la segunda), es importante que no compres un abrigo sin prensar, simplemente porque ha sido amor a primera vista. Desde tener en cuenta dos puntos clave. En primer lugar, que abrigue. Parece obvio pero muchas veces preferimos pasar frío para poder lucir una prenda que nos guste, lo que, al final, termina costándonos más de un resfriado. Debes tener claro que vestir bien, ir a la moda y protegerte de las bajas temperaturas son tres aspectos perfectamente compatibles. Y, en segundo lugar, es clave el color y diseño del abrigo. Si escoges un tono llamativo probablemente lleves el abrigo en dos ocasiones contadas ya que no sabrás muy bien cómo combinarlo. Lo mismo te ocurrirá si el corte, el tejido u otra característica de la prenda es demasiado llamativa. Apuesta por ellos en las ocasiones especiales y en tu día a día escoge modelos monocromáticos en colores neutros para que tu nuevo abrigo sea una prenda atemporal que puedas lucir por mucho que pasen los años.