Hasta hace unos años que una persona con un sueldo medio pudiera acercarse a los diseños de firmas de alta gama era impensable. Lo más cerca que podía tenerlo es gracias a las imágenes de las revistas de moda o al verlo en los escaparates de las tiendas. No obstante, todo esto ha cambiado mucho, en parte, debido a las nuevas tecnologías. Este fenómeno ha hecho que la moda evolucione a pasos agigantados y se democratice. Y con democratización no queremos decir que cualquiera pueda comprarse un bolso de Chanel o unos zapatos de Dior, por ejemplo; sino que ahora la moda –como fenómeno cultural– es mucho más accesible. Twitter, Facebook, Instagram y otras redes sociales y herramientas hacen que todo se simplifique. Sin movernos de casa podemos ver un desfile en la pantalla de nuestro ordenador al mismo tiempo que está teniendo lugar en el otro extremo del mundo, o descubrir gracias a nuestro móvil cómo es el interior del atelier de un diseñador. A día de hoy no nos sorprende, esto es ya una realidad que se ha introducido en nuestras vidas.
Esta velocidad para conocer las tendencias y estar al tanto de las propuestas tanto de pasarela como de los lookbooks de las firmas hace que otras más asequibles apuesten por tomar algunos de estos diseños y adaptarlos. Cambiar el color de la prenda, añadir o quitar un pequeño detalle, modificar el tamaño, aumentar o reducir la altura de un tacón... Las opciones son infinitas y también los resultados que podemos encontrar en el mercado.
Estas copias en ocasiones –casi exactas– suelen basarse en las prendas y complementos más originales de las grandes firmas, aquellos de los que todos nos enamoramos y que nos encantaría tener en nuestro armario. Un claro ejemplo es el top con volantes de Johanna Ortiz. El problema es que su precio no suele ser apto para todos los bolsillos y por eso terminamos optando por los modelos asequibles. No obstante, por mucho que se parezcan, detrás de los originales suele haber un proceso creativo y artesanal que se plasma en un minucioso trabajo y unos materiales de calidad. Por eso, aunque en muchas ocasiones terminamos optando por la versión low cost, te recomendamos que si realmente puedes permitírtelo, apuestes por el original.