En los años cincuenta Marilyn Monroe aseguraba que los diamantes eran los mejores amigos de cualquier mujer; sin embargo, en el siglo XIX podemos afirmar que una gran mayoría de las féminas daríamos más valor a tener un metabolismo rápido que unas piedras preciosas.
¿Quién no sueña con poder comer lo que quiera sin tener miedo a engordar con casi solo respirar? Los afortunados que tiene un metabolismo más rápido no tienen problemas con este asunto; sin embargo, lo más común es que el estrés, una alimentación inadecuada y la falta de ejercicio influyan negativamente en él, provocando que engordemos o, incluso, haciendo que no seamos capaces de perder peso a pesar de estar siguiendo una dieta. Pero, ¿sabes qué es el metabolismo exactamente? Se trata de un conjunto de procesos físicos y químicos cuyo trabajo es convertir los nutrientes de los alimentos en la energía necesaria para que nuestro cuerpo cumpla con las funciones vitales. Al comer, las enzimas descompones las proteínas en aminoácidos, las grasas en ácidos grasos y los hidratos de carbono en azúcares. Estos compuestos son absorbidos por la sangre, que los lleva a las células y allí otras enzimas regulan las reacciones químicas necesaria para que se procesen. Cuando este engranaje falla se produce hipotiroidismo, hipotiroidismo o diabetes.
Aparte, luego está el metabolismo basal, que es la energía que necesita el organismo para poder realizar todas las funciones para vivir, sin tener en cuenta el ejercicio o el trabajo realizado. Este consume alrededor del 70% de las calorías ingeridas. Este va en aumento hasta los 30 años, se estabiliza a los 40 años y a partir de esta edad, va disminuyendo poco a poco, lo que hace que la pérdida de peso sea más lenta.