Caminar es bueno. Tanto que para algunos ya se ha convertido en el nuevo running, sobre todo porque se trata de una actividad que la inmensa mayoría puede llevar a la práctica independientemente de su condición física y edad.
A esta verdad universal se unen otros muchos beneficios que trae acarreados el verbo andar. Por si no los conocías, aquí apuntamos unos cuantos: para empezar, es bueno para la tensión (la reduce si tiendes a tenerla alta) y equilibra el colesterol, circunstancia esta que, mira tú por donde, reduce el estrés. A ello se añade el que realizar cualquier actividad física previene enfermedades como la diabetes (incluso se han hecho estudios que denotan su incidencia positiva en algunos tipos de cánceres), fortalece el corazón y previene la obesidad, esta última fuente de otros muchos trastornos.
Y ojo porque las cosas buenas no acaban aquí: si caminas durante el día incrementas los niveles de vitamina D, esa de la que tanto se habla ahora y que activa el sistema inmunitario y la buena salud de los huesos; también mejorarás la circulación y ayudarás a que tu cerebro se concentre y a prevenir problemas de memoria. Ah, y un último apunte: dicen que andar mejora la vida sexual de quien lo practica, sobre todo las mujeres. Vamos, que si encima de todo este eres mujer y tienes más de 45 años, has encontrado ya tu actividad favorita.
En caso de que tras leer esto quieras “echarte a las calles” e iniciarte en el mágico mundo del caminante, cálzate unas zapatillas cómodas y ya. ¿Te gustaría que la experiencia saliera redonda? Presta atención a nuestras recomendaciones.