"Cuidado al comprar, quien viene conmigo a la compra se desespera pues leo todas las etiquetas, pero es la única manera de hacerlo bien", nos comenta la coach nutricional Andrea C. Onzain, experta en hacer entender a sus clientes qué (y por qué) es lo mejor que puede ingerir tu cuerpo. Precisamente aprender a "leer" lo que envuelve a cada alimento es un paso de gigante si verdaderamente quieres aprender a comer bien.
Pero la realidad es que no tenemos una cultura donde este hábito esté asentado. Con los años, seguro que se consigue (es necesario), pero a día de hoy, te sigue venciendo la pereza, haces la compra en el 'super' sin dedicarle el tiempo que se merece, o directamente estás convencida de que en tu cesta de la compra, todo es de lo más natural.
Adquirir productos envasados que a priori te parecen sanos y luego no lo son tanto, es una tónica sonante entre la mayoría de la población. Si crees que desayunas sano por tomar un pan integral y dos lonchas de pavo, o que tus niños meriendan un zumo de brick... Hay un alto rango de posibilidades de que te estés equivocando.
Nuestra experta Andrea C. Onzain (le puedes seguir en su Instagram) nos ilustra con algunos claros ejemplos con los que quizá, te sientas identificada. Ella les llama "falsos amigos" y las causas de este trampantojo van desde el desconocimiento que tenemos sobre las dosis máximas que tenemos que tomar de cada elemento cada día (por ejemplo, según la OMS, lo ideal es tomar el 5% de azúcar sobre las calorías totales que ingieres diarias, un 10% de ese total como máximo saludable). Otros motivos que nos llevan fácilmente al engaño son directamente los mensajes que ves en un envolotorio (como light), de lo que nunca debes fiarte.
¿Aprendemos un poco sobre qué dictan las etiquetas?