Si te decimos Castilla-La Mancha, es posible que lo primero que te venga a la mente sean paisajes salpicados de molinos de viento; escenas de alguna película de Almodóvar como Volver o La flor de mi secreto; fragmentos de obras de Cervantes, Quevedo o Garcilaso de la Vega; el muy fotografiado Corral de Comedias de Almagro (sede principal de su famoso Festival de Teatro que se realiza cada verano) o una mesa profusamente ‘adornada’ de viandas como el queso manchego, la miel de la Alcarria o el mazapán de Toledo. Pero la Comunidad Autónoma tiene otro tesoro, no tan escondido, que se está convirtiendo en objeto de deseo de los amantes de la decoración y de los incansables cazadores de arte original: su artesanía. El sector artesano atrae cada vez un mayor número de visitantes deseosos de descubrir in situ cómo se realiza cada obra de arte (porque eso es lo que son) que la región exporta al mundo. En casas y talleres surge la magia que luego se transforma en objetos de uso cotidiano realizados con mimo. Comprar una de estas piezas implica adquirir algo único e irrepetible (es el valor añadido de lo hecho a mano, que no hay dos objetos iguales), sabiendo que, además, estás contribuyendo a la economía de una zona. Y es que la actividad artesanal también supone un enorme impulso para la economía de Castilla-La Mancha, ya que genera empleo y fomenta la cohesión social, además de preservar un legado que se intenta transmitir a las generaciones futuras para evitar su pérdida. A continuación desgranamos las razones por las cuales la Comunidad Autónoma merece que le hagas una visita este verano, no solo para contemplar sus maravillosos paisajes y sus tesoros arquitectónicos, sino para realizar un original y distinto shopping trip y llevarte a casa auténticas joyas.