El 13 de abril se celebra el Día Internacional del Beso, una fecha festiva (y amorosa) que surgió a raíz del beso más largo de la historia, que duró 58 horas 35 minutos y 58 segundos. Un curioso concurso celebrado en Tailandia donde el matrimonio formado por Ekkachai y Laksana Tiranarat batió todos los récords (ganando un anillo de diamantes de 1.600 dólares y un cheque por más de 3.000 dólares).
Una persona da y recibe de media 150.000 besos a lo largo de su vida y mientras al dar un beso en la mejilla se utilizan solo 2 músculos faciales, al pasar a un beso más apasionado se utilizan ¡34 músculos en total! El principal músculo que usamos para hacerlo es el orbicularis oris. Además, se trabajan cinco de los doce nervios craneales y a pesar de la fama que tienen como promotores del intercambio de bacterias, los científicos aseguran que es más probable enfermar por saludar con la mano que con un beso.
Así un beso puede ser un (micro) entrenamiento para el corazón, un liberador de hormonas y un estimulante del buen humor. También es divertido, y una buena forma de conectar con la persona que te importa; datos muy curiosos para una actividad que además de relajante es muy placentera.
Existen muchos tipos (y formas) de besar, pero parece que hay uno que marca para siempre. El primer beso es uno de los recuerdos más claros que tenemos. La mayoría de las personas pueden describir hasta el 90% de los detalles del momento, aunque no haya durado mucho. ¿Cómo se puede saber tanto sobre ellos? Porque los besos tienen hasta ciencia propia, la filematología,
Canciones, poemas, películas... muchas obras artísticas giran en torno a él. Aprovechando la celebración de este día presentamos una galería especial para descubrir algunos de los beneficios (como sus propiedades para alargar la esperanza de vida) que un buen beso tiene para la salud.