Siempre ocurre lo mismo: nos pintan Grecia como un país en el que se supone que la crisis ha hecho estragos y luego vas, y de crisis nada, al menos en apariencia. Desde fuera creemos que la gente lo está pasando fatal y, cuando llegas, enseguida ves que no es así”. El autor de estas declaraciones no es otro que Adam Jezierski, actor hispano-polaco al que hasta hace poco veías interpretando al “poligonero” Cristian en la serie Gym Tony. Un papel muy alejado del Adam real, amable, educado y tranquilo, con quien InStyle viajó a Kos para recorrer juntos una de las islas más atractivas de los archipiélagos helenos.
Situada a 337 km. de Atenas (unos 40 minutos en avión volando con Aegean Airlines; es.aegenair.com), nuestra ruta comienza en la capital, también llamada Kos, una ciudad cuyo centro histórico es casi un monumento al turismo (sus calles están llenas de tiendas de souvenirs y restaurantes) y donde se multiplican los homenajes al padre de la medicina que, según la historia, nació en la isla. Nuestros favoritos: el Museo Hipocrático y el árbol de Hipócrates (un plátano), bajo cuya sombra se cree que el maestro impartía sus clases.
A 16 kilómetros de Kos, subiendo las montañas (un consejo: hazlo en autobús; el paisaje es precioso), nos encontramos con el pintoresco pueblecito de Zia, con impresionantes vistas sobre la capital. “Es muy bonito”, nos cuenta Adam. “Un lugar con mucho encanto. Por un lado tiene ese lado cosmopolita, muy moderno y, por otro, es tremendamente auténtico. Por ejemplo, eso de cruzarte con una vaca pastando parece ser de lo más normal...”. Tan normal como llevarte artesanías de recuerdo o quedarte a contemplar la puesta de sol desde alguna de las terrazas de las tabernas (todos negocios familiares) que jalonan el pueblo.
El otro punto neurálgico es Kefalos, ubicado en el suroeste, a unos 40 km. de Kos. Fue la primera capital de la isla y hoy se ha convertido en destino obligado para aquellos que buscan sol y playa. De hecho, se dice que Kefalos cuenta con alguno de los arenales más bonitos de la zona (Playa Paraíso es, tal vez, el más famoso). Como el resto de las islas griegas, el entorno está jalonado de ruinas, aunque no todas tan antiguas como en un principio podríamos suponer. De hecho, las más populares son las del Castillo de San Juan, fechadas a finales del siglo XIV o principios del XV. Clásico... en su justa medida. Sin embargo, Adam confiesa que volvería, no tanto por el pasado histórico de la isla, sino por otras razones algo más mundanas pero igual de válidas: “Primero, el idioma no es un problema, porque todo el mundo habla inglés. Segundo, es el destino perfecto para desconectar, tal vez no para ir a la playa sino para hacer una escapada de 4 o 5 días, dar largos paseos y empaparte del ambiente tranquilo que se respira en cualquier esquina”. ¿Te animas a seguir sus pasos? Planifica tu visita en la web discovergreece.com. ¡Buen viaje!