Artista, más que artesana. Así se define actualmente Alba Galocha (Santiago de Compostela, 1990), a quien conocemos por sus trabajos como modelo y actriz. Debutó en las pasarelas con apenas 18 años, ganó el Premio L’Oréal a la Mejor Modelo en la edición 2012 de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, rodó su primera película en 2015 (El hombre de las mil caras, de Alberto Rodríguez) y desde entonces no ha parado de trabajar y viajar. Hasta que llegó el confinamiento de 2020, frenó en seco y descubrió una pasión oculta e imparable por los bordados y la cerámica. “Estoy supercontenta, aunque no paro un momento; hay ratos en los que pienso que voy a estallar”, cuenta al otro lado del teléfono con una tranquilidad que, a pesar del discurso, tiene efecto calmante. “No sé cómo lo he logrado, pero he encontrado la fórmula para poder hacer todo lo que quiero: los lunes soy actriz en mis clases de teatro, durante la semana soy estudiante de cerámica y por las tardes trabajo de modelo”, explica pausada. Una forma de exprimir varias vidas en una gracias en gran parte a la moda. Y no solo porque es el sustento económico que le permite disfrutar de sus otras facetas de artista –“aún no he llegado al nivel de artesana”, apunta–, sino también porque le sigue reportando alegrías como la de unirse a Tous, firma de la que admira su poder de adaptación a los nuevos tiempos.