Madrid, un domingo por la mañana del mes de enero. Las calles del castizo barrio de Lavapies están desiertas. Hace mucho frío, pero Paz Vega (Sevilla, 1976) llega puntual y muy abrigada –con jersey de lana y cuello alto– a su cita con InStyle en la galería de arte Moisés Pérez de Albéniz, abierta hoy solo para nosotros. A la puerta de cristal que da a la calle se van asomando algunos curiosos que reconocen a una Paz más guapa que nunca. Su rostro emana serenidad y satisfacción a partes iguales. “Me llevo conmigo misma mejor que nunca”, reconoce. “Antes entrenaba casi de manera obsesiva; pero ahora hago solo lo que necesito, y no es mucho”.
La mujer de moda
La intérprete, que sigue luciendo su ya característico corte de pelo a lo garçon, regresó hace tres años de EE UU para recuperar su espacio en el país que la vio nacer y triunfar. Y vaya si lo ha conseguido... Tras más de una década viviendo –y trabajando mucho– en Los Ángeles, Paz y familia decidieron volver a casa para que sus hijos siguieran aquí su educación. Y, de paso, retomar el protagonismo en nuestra escena artística.
Porque si algo ha hecho la actriz sevillana en los últimos años –han pasado ya casi dos décadas desde aquel punto de inflexión llamado Lucía y el sexo (2001), con Goya a Mejor Actriz Revelación incluido– ha sido trabajar. En cine, en ‘tele’, en publicidad... Ha sido reclamada por directores de todas las generaciones y estilos. De Vicente Aranda a Pedro Almodóvar, pasando por Alfonso Albacete y David Menkes, Mateo Gil, Ray Loriga, Julio Medem, Emilio Martínez Lázaro....
Más allá de las tendencias
Atesora una filmografía de casi 30 películas (con mayor o menor presencia, claro está), a las que hay que sumar series de TV –7 vidas o Menudo es mi padre–, de la época en la que, como ella ha reconocido en alguna entrevista, “un actor de ‘tele’ era considerado de segunda” y, también, de ahora, de la nueva era de la televisión: la de las series de culto creadas por y para grandes plataformas. Como Netflix, productora de la extraña y exitosa serie The OA, de la que ya se prepara segunda temporada, con Paz Vega otra vez en su elenco. O Fugitivas, de TVE, que acaba de ser presentada.
Tras más de una década viviendo y trabajando en EE.UU. conoces bien la industria del cine de allí. ¿Qué opinas sobre movimientos como #TimesUp, tan ligados al cine y al feminismo? Como mujer, me siento profundamente orgullosa de lo que está pasando. Hemos encontrado una voz común que nos une en la lucha por la igualdad, y esto es solo el comienzo.
¿Has sufrido alguna vez abusos en tu profesión? Claro que me he tenido que enfrentar a hombres que han abusado de su poder o de una 'hombría' mal entendida. Pero siempre he sabido salir airosa de cada situación. ¡No es no! Y tener esto claro es muy importante. Mi instinto me ha guiado y he sabido reconocer al instante a la gente tóxica. Aunque aún queda mucha lucha. Mientras haya más líderes masculinos que femeninos, niñas casadas a la fuerza o que sufren la ablación... Mientras las mujeres no tengan una labor más significativa en las religiones que dominan el mundo... Mientras siga ocurriendo todo esto, habrá que luchar y hablar mucho de feminismo.
Bastan diez minutos de conversación contigo para darse cuenta de que eres una mujer segura, valiente, tenaz, positiva. ¿Cómo te definirías tú? Me cuesta bastante autodefinirme. Pero digamos que soy una persona que aprende de los errores, que sabe escuchar y que da gracias cada día por la suerte que tiene.
Y aunque te lo hayan preguntado mil veces, ¿cómo es trabajar mano a mano, y después de tantos años, con tu marido y representante, Orson Salazar? ¡Trabajar con Orson es una maravilla! Todo el que le conoce lo sabe.
¿Habéis tenido algún conflicto serio alguna vez por esta relación tan intensa, también en lo profesional? ¡Nunca! Claro que tenemos disparidad de criterios, pero yo creo que es lo normal en una relación como la nuestra. Pero también opino que eso es lo fantástico porque, cuando al fin nos encontramos en un punto común, llegamos a soluciones muy interesantes.
¿Cuál es entonces la razón de vuestro éxito como pareja sentimental y profesional? Yo creo que es una cuestión de equilibrio y confianza.
Sois padres de tres hijos: Orson (nacido en 2007), Ava (2009) y Lenon (2010). ¿Quién se parece más a ti? Físicamente, el pequeño, Lenon; es igualito a mí. Pero si hablamos de personalidad, cada uno tiene su carácter. Los tres son muy diferentes.
Decías que desde que tuviste tu primer hijo empezaste a ser menos estricta contigo misma. ¿Seguimos siendo las mujeres las peor paradas ante la dictadura del físico perfecto? Las mujeres seguimos sometidas a muchas dictaduras, desde el maquillaje hasta los tacones, pasando por un ideal de belleza que solo premia un modelo concreto de mujer. Esto tiene que acabar y la única manera es educando a nuestras hijas en que todas somos bellas, perfectas en la imperfección, únicas e irrepetibles. También es cierto que los actores y actrices tenemos que estar en forma porque trabajamos con nuestro cuerpo. Me gusta sentirme fuerte y por eso hago ejercicio. Ya no lo hago todos los días, pero sí dos veces por semana.
¿Has llegado a estar obsesionada con tu cuerpo? Es verdad que antes entrenaba muchísimo más, casi de manera obsesiva. Ahora hago solo lo que necesito. A veces una simple caminata, unos largos en la piscina o unos estiramientos en casa son más que suficientes.