La noche de los Goya se rindió a los pies de la película Truman y de sus dos protagonistas masculinos, Ricardo Darín (premio al Mejor Actor) y Javier Cámara (Goya al Mejor Actor de Reparto). Además, se llevó otros dos codiciados galardones, el de la Mejor Dirección para Cesc Gay y el de la Mejor Película.
Pero si el escenario fue de los chicos (con Dani Rovira ejerciendo un año más de maestro de ceremonias) y el patio de butacas, de los políticos (los más fotografiados: el cuarteto formado por Alberto Garzón, Pablo Iglesias, Pedro Sánchez y Albert Rivera), la alfombra roja fue de las actrices.
Este año, el elenco de “divas” estuvo encabezado por una Penélope Cruz, guapísima de Atelier Versace, nominada por Ma ma, y que llegó acompañada por Javier Bardem, en una de sus muy raras apariciones conjuntas sobre la red carpet. Junto a ella, otra de las nominadas y que partía como favorita, Inma Cuesta, quien vió como el premio de Mejor Actriz iba a parar a las manos de Natalia de Molina, una de las estrellas más prometedoras del cine español.
Además, vimos a Paz Vega, con un elegante Calvin Klein blanco (uno de los colores estrella de la noche), a Juliette Binoche, aspirante también al premio a Mejor Actriz y que hizo un guiño a la moda española eligiendo un vestido de Loewe, y a un puñado de excelentes actrices que lucieron palmiento ante los flashes. Entre ellas, Úrsula Corberó, Juana Acosta, Marta Hazas, Goya Toledo o la flamante Mejor Actriz Revelación Irene Escolar.
Entre las tendencias, destacaron las largas faldas con abertura, un must de los trajes de noche, y los escotes muy pronunciados, detalles sexys y con carácter para unos diseños que, inspirados en las líneas sencillas de los 90, se convierten ahora en seductores looks para las noches de más glamour.