No es solo nuestra actriz más internacional, ni la primera intérprete española en ganar un Oscar, ni tan siquiera una de las celebrities que causa más sensación sobre la alfombra roja. Penélope también es sinónimo de belleza, raza, sofisticación y naturalidad. Virtudes que en 2010 la llevaron a protagonizar su primera campaña de Trésor, de Lancôme, perfume al que tiene especialmente cariño: “Fue la primera fragancia que mis padres me regalaron cuando era adolescente”, afirma.
“Ese aroma me marcó en aquella época y ha estado unido a experiencias muy intensas y poderosas”. Aún recuerda con ilusión el primer anuncio que rodó para la maison en París junto al fotógrafo Mario Testino. “Pasamos unos días inolvidables en la ciudad de la luz. Grabamos en el Hotel Crillon, donde estuve todo el día abriendo y cerrando las puertas de sus balcones, saludando a la gente que se encontraba abajo. Además, el rodaje coincidió con mi cumpleaños y me organizaron una fiesta muy especial en el río Sena. Fue mágico”.
Después llegaron sesiones fotográficas con Peter Lindbergh, Mert Alas y Marcus Piggot, “grandes maestros de los que me gusta aprender y observar la manera tan especial con la que crean imágenes”. Sin embargo, 2010 fue su año. En el terreno profesional consiguió su tercera nominación al Oscar con la película Nine, rodó Piratas del Caribe: en mareas misteriosas, como coprotagonista junto a Johnny Depp, y estrenó Sexo en Nueva York 2. En el ámbito personal, se casó con Javier Bardem y también se quedó embarazada de su primer hijo, Leo (Luna, su hija pequeña, nacería en 2013).
Mujer trabajadora, amiga, esposa, madre… No importa el papel que le toque interpretar a Penélope; todos tienen un denominador común: la pasión que aporta a todo lo que hace. Y es que, a pesar de llevar casi treinta años de carrera –su primer papel protagonista fue en el videoclip La fuerza del destino, del grupo Mecano, en 1989– la madrileña no ha perdido el entusiasmo por la interpretación. “La preparación de cada papel es fundamental. Yo suelo llevar al director una propuesta sobre cómo construir el personaje ya que, sin ella, sentiría que mi trabajo se quedaría cojo”. De hecho, sigue este método incluso cuando rueda un anuncio o realiza una sesión de fotos. “Encontrar el equilibrio es la clave cuando trabajo en un spot. Por un lado están mi propia imagen y personalidad como embajadora; por otra parte, la magia de crear un personaje que sirva a la historia y a la fantasía del propio anuncio. Es algo que yo necesito como referencia, ya que me aporta más libertad en el momento de la acción”. Esta fórmula le ha proporcionado muchos éxitos. ¿Los útimos? El filme Asesinato en el Orient Express, donde encarna el personaje al que dio vida Ingrid Bergman en 1974; la serie American Crime Story, en la que interpreta a Donatella Versace; la película Loving Pablo (junto a Javier Bardem, ya en cines) y Todos lo saben, un drama-thriller del director iraní Asghar Farhadi, donde comparte escenas con Ricardo Darín y, sí, otra vez Javier Bardem. “Farhadi es apasionado, minucioso y detallista; cuida tanto lo grande como lo pequeño. Su forma de trabajar me recuerda a Pedro Almodóvar”, dice.
A sus 43 años, la actriz está viviendo uno de sus momentos más dulces y eso se aprecia en su rostro. “Desde que soy madre ha aumentado mi interés por la nutrición, ya que una buena alimentación es una de las mejores medidas de medicina preventiva. Además, tengo claros algunos principios básicos: no fumar, beber suficiente agua, no tomar apenas alcohol y no seguir dietas”. Estos cuatro mandamientos se aprecian en el buen estado de su piel, a la que a diario aporta “hidratación, un toque de colorete y máscara de pestañas”. Y para terminar, “unas gotas de La Nuit Trésor, aroma que uso tanto de día como de noche”. Palabra de Penélope.